El problema de las palomas se ha agravado con la falta de movilidad durante los meses de la pandemia y el equipo de Gobierno, consciente de esta situación, está tratando  junto a la nueva empresa que firmó el contrato para el control de estas aves hace dos meses, de intentar dar solución y disminuir esta sobrepoblación.

De momento, la portavoz del Ayuntamiento y concejala de Obras y Servicios Públicos Medioambientales, Noelia de la Cruz, no tiene constancia de la recogida de firmas de los vecinos de Santa Isabel y la calle Ciudad, pero entiende su hartazgo y preocupación «porque el confinamiento ha provocado un aumento importante de  presencia de animales en zonas urbanas». Admite que las proliferación de palomas en el Casco «es un problema real» que se está intentando «trabajar en distintas líneas y controlar la situación» aplicando distintas medidas, pero aún es pronto para ver resultados.

En principio, se están instalando jaulas en distintas zonas, en las que se está detectando mayor problemática, para capturar y trasladar ejemplares. En estos momentos, ya se han colocado, al menos, quince jaulas, pero se irán situando más en función de las necesidades y de los problemas que vayan detectando los vecinos, con lo que De la Cruz no descarta que los residentes de las calles Santa Isabel y Ciudad puedan prestar terrazas y patios para instalar algunas.

La Concejalía de Servicios Públicos Medioambientales sigue con celo el problema de la invasión de las palomas desde hace tiempo. Al margen del uso de jaulas, también se instalan «elementos pasivos de contención» para evitar que estas aves se posen y aniden en cualquier parte de los edificios y se está colaborando con el Gobierno regional en un proyecto «para acostumbrarlos a que permanezcan en una zona determinada» y ayuden a ahuyentar palomas, pero la concejala admite que esta medida exige mucho entrenamiento «y no es fácil», aunque ya se ha conseguido prácticamente que uno de los halcones ronde por la zona del Museo del Ejército.

Por otra parte, De la Cruz apunta que se han mantenido conversaciones con el Consorcio de la Ciudad de Toledo para que colabore en el control de las palomas y «vayan cerrando mechinales» cada vez que ejecuten obras de rehabilitación para evitar que las palomas se refugien en estos pequeños huecos triangulares».

Las viviendas abandonadas o sin uso se han convertido en un objetivo fundamental, ya que facilitan  el anidamiento de las palomas, con lo que desde hace tiempo se sellan y tapian ventanas y huecos en estos edificios para intentar solucionar el problema.

calle comercio. La reciente remodelación no ha impedido que  en determinadas zonas se sigan acumulando excrementos de palomas. En vista de la situación, el equipo de Gobierno municipal ha enviado cartas a los propietarios de los inmuebles informando de la situación y de la intención de colocar elementos que ahuyenten a estas aves en sus propiedades «siempre que no haya inconveniente».

De la Cruz es consciente de que el cableado aéreo se convierte en un buen reclamo para las palomas, pero sostiene que resulta inviable soterrarlo completamente y muchas de las calles del Casco continuarán manteniéndolo, si bien, se está estudiando junto a la empresa contratada qué medidas pueden ponerse en marcha en los próximos meses.