La Catedral de Toledo tendrá que renunciar, el próximo 15 de agosto, a una de sus tradiciones más populares y arraigadas desde que se instituyó, en el siglo XVII, con el fin de mitigar la sed de los numerosos peregrinos que acudían hasta la ciudad para venerar a la Virgen del Sagrario en su nueva capilla: la dispensación de agua de los aljibes del claustro en los típicos botijos.

«Mantener esa costumbre habría planteado serias dificultades a la hora de cumplir con las normas de seguridad dictadas por las autoridades sanitarias», explicó el deán de la Catedral, Juan Miguel Ferrer Grenesche, quien informó de que el claustro catedralicio permanecerá cerrado ese día.

A cambio, continuó, acompañado por Marisa Martínez, presidenta de la Esclavitud de la Virgen del Sagrario, el Cabildo de la Catedral ofrecerá garantías de seguridad a los fieles que deseen asistir al octavario en honor a la Virgen del Sagrario, así como a la Misa y procesión del próximo 15 de agosto. Ceremonias que transcurrirán en el interior de la Catedral y para las cuales será necesario confirmar asistencia, hasta un aforo máximo de alrededor de 500 personas.

El Cabildo ofrecerá entonces «una oración por las víctimas de la pandemia y por quienes sufren necesidades económicas: intentaremos ser solidarios, y ojalá pronto veamos el fin de esta enfermedad». Según el deán, «si a nosotros nos ha provocado dificultades» el Covid-19, la situación ha sido y está siendo «devastadora» en otros países, especialmente en América Latina, «desde donde nos llegan noticias terribles».

Por su parte, Marisa Martínez indicó que el próximo 9 de agosto -tercera jornada del octavario en honor a la Virgen, bajo la presidencia del canónigo administrador del Cabildo, Gerardo Ortega Gutiérrez- estará dedicado a la «Pastoral de la salud y a cuantos ejercen sus tareas en hospitales, clínicas y centros especializados».

Al igual que este verano se echarán de menos los típicos botijos, no habrá besamanto de la Virgen ni la Esclavitud del Sagrario distribuirá estampas ni folletos. Tampoco se celebrarán vísperas, que serán sustituidas por una novena. Sí se mantendrá, el próximo 14 de agosto, la tradicional imposición de medallas a los nuevos cofrades. «Quienes acudan a la Catedral pueden estar tranquilos -indicó Martínez-, porque el templo es muy grande y se garantizarán las medidas de seguridad».