El amplio número de visitas de este ya pasado puente de la Constitución trae consigo varias lecturas. Por un lado, la positiva recuperación del turismo, siempre tan importante en una ciudad como Toledo, y la más negativa, que se tradujo en atascos en los accesos al Casco Histórico para los conductores, y para los viandantes en el interior del centro de la ciudad.

Una situación que fue admitida  con total normalidad por parte de Francisco Rueda, concejal de Empleo, y que argumentó que no solo se debió a la masiva llegada de turistas, sino a que gran parte de los toledanos invirtieron su tiempo libre en acudir al Casco Histórico, lo que supuso un aliciente añadido que propiciaron esos «problemas de movilidad». En cualquier caso, Rueda cree que se trata de una situación leve que ya contemplan solucionar con un proyecto de sostenibilidad «muy ambicioso».

El edil también abrió la puerta a regular este turismo con la puesta en marcha de nuevos puntos de interés en otros barrios ajenos al Casco Histórico para «no concentrar todo el flujo de visitantes en tres calles».

Independientemente de esos «problemas», el concejal se mostró satisfecho por unos datos de visitas y reservas que, a su juicio, suponen la recuperación de un sector que «ha sufrido mucho en los meses anteriores». De ahí la celebración del consistorio, «tras un período desolador», en el que Rueda afirmó que tanto las empresas y autónomos como los propios vecinos les comunicaban que «la pandemia había matado al Casco».

Y es que según informó la Asociación de Hostelería y Turismo la media de ocupación de establecimientos hoteleros fue del 86%.