Iniciativa propone trasladar el trenecito a la calle La Paz

J,Monroy
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De esta forma quiere evitar los problemas de movilidad y accesibilidad en una acera muy estrecha y colmada de transeúntes, con una ubicación mejor para la ciudad y la empresa

El trenecito turístico para en la actualidad en la cuesta de Carlos V. - Foto: Yolanda Lancha

Siguen los problemas con la parada del trenecito turístico en la cuesta de Carlos V, e Iniciativa Ciudadana insiste en la conveniencia de trasladarla a la calle de la Paz. Porque este servicio en ocasiones bloquea un espacio ya de por sí muy transitado, y se podría mover a sólo unos metros, a un lugar más beneficioso para toledanos, turistas y la propia empresa concesionaria.

El problema, explica Hilario Alarcón, portavoz vecinal, es que cuando el Ayuntamiento trasladó la parada desde Zocodover, no asignó el mejor lugar, donde la parada produjera los menores perjuicios posibles a la accesibilidad y la movilidad, sino que ofreció varios sitios a la empresa para que escogiera. «Y claro, la empresa escogió la que, a su juicio, le perjudica menos, que es la de la cuesta de Carlos V», apunta.

Ya entonces, Iniciativa Ciudadana denunció que el ancho de la acera traería problemas de accesibilidad: no sólo tenía el ancho mínimo, sino que, además, estaba siempre llena de transeúntes a lo largo de todo el día. Efectivamente, apunta ahora Alarcón, existen los problemas que ya se predijeron. Cuando hoy suben o bajan los clientes del trenecito, «ocupan toda la acera y los transeúntes se quedan bloqueados, hay muchas quejas, e incluso, vídeos colgados en Internet».

La actual parada, continúa Alarcón, coincide en pocos metros con la de los autobuses de los hoteles y al bus turístico. «Muchas veces coinciden y organizan un verdadero bloqueo, no solamente a los peatones, sino también a los vehículos que circulan por esa vía, que son bastantes», se lamenta.

La alternativa, apunta el portavoz vecinal, puede estar en trasladar esta parada del trenecito a la aledaña calle de La Paz, algo más abajo de la Escuela de Música. Estaría casi a la misma distancia de Zocodover, y como no hay tráfico, que está limitado, y con un volumen mucho menor de transeúntes, «es un sitio que provocaría muchas menos dificultades de movilidad, tanto a los vehículos, como los viandantes». Además, en un lugar llano, con lo que la propia empresa del trenecito se vería beneficiada, dado que se mejora la accesibilidad a personas con ella reducida. Pero, sobre todo, no hay tanto tráfico de vehículos.

El colectivo vecinal ya trasladó hace tiempo esta propuesta por escrito al Ayuntamiento, aunque no ha recibido respuesta alguna.

El chiringuito de Zocodover. Mientras tanto, y a pesar de que el Ayuntamiento anunciara hace semanas ya que iba a buscar soluciones, la misma empresa del trenecito turístico continúa con su oficina de quita y pon en Zocodover, ocupando un espacio público con una sombrilla fuera de normativa, cables por el suelo, publicidad irregular y, en ocasiones, apoyada sobre el mobiliario público.

Alarcón se muestra muy sorprendido ante estas circunstancias, «aunque sólo sea por la aplicación de la nueva ordenanza de Cartelería y Publicidad en el Casco Histórico». Porque parece que la publicidad de este servicio, concesión municipal, está expresamente prohibida por la ordenanza. Es decir, la publicidad móvil, sobre el suelo público, sólo se admite para las empresas hosteleras con terraza del bar, y además dentro de este área.

En ese sentido, Alarcón no llega a comprender cómo es posible que las empresas del trenecito turístico y del autobús turístico, concesiones municipales, «que deberían dar ejemplo para el cumplimiento de las ordenanzas», se las salten «además, con la pasividad de las autoridades municipales, porque no estamos hablando de una plaza escondida, sino de la plaza de Zocodover, que es la más reseñable de la ciudad, y donde el Ayuntamiento, desde luego, debería dar mucho más ejemplo del cumplimiento de la ordenanza», apunta indignado al recordar que en ocasiones la cartelería está en medio de Zocodover, o incluso, atada a una papelera o una farola.