"Un músico en casa es como una especie de pájaro enjaulado"

María Albilla (SPC)
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"Un músico en casa es como una especie de pájaro enjaulado"

Se llama Raúl Gutiérrez. Si no les suena ese nombre, seguro que les es más cercano Rulo y si alguno no ha caído aún, les aclaro, el que cantaba y tocaba en La Fuga… «No me molesta. Estoy muy contento y tranquilo con mi pasado», asegura respecto a que se le relacione aún con la banda en la que estuvo 13 años. Pero hace mucho que Rulo vuela solo y vuela alto con La Contrabanda y ahora acaba de reeditar Basado en hechos reales, un trabajo discográfico que coincide en el tiempo con el libro Tres acordes y la verdad, un título en el que el músico se vacía y hace un examen de conciencia de su dilatada carrera musical, de los compañeros que se han quedado por el camino y de las botellas de whisky que han acompañado la creación de estribillos coreados como himnos en los conciertos.

Arranca Rulo. Tres acordes y la verdad con un una cita que me ha parecido más que adecuada para la ocasión: «También hay que cantar en los tiempos oscuros», de Bertolt Brecht. ¿Se la toma al pie de la letra?

Sí. Sin duda alguna. Lo fácil es quedarse en casa, agazapado, a esperar que escampe. Pero si todos hacemos los mismo se rompe todo el tejido humano y profesional que rodea al mundo de la música y la cultura. Además, cantar siempre espantó al miedo.

¿Se crece componiendo en las situaciones complicadas como la actual o se pone en modo cojín?

Yo necesito transitar turbulencias para luego componer. Son caldo de cultivo para nuevas canciones. Lo que habitualmente necesito para componer es que aflojen un poco esas turbulencias. Ya tengo unas tres o cuatro canciones nuevas de las que me gustan. De las que pueden acabar en un disco.

Corren malos tiempos para la música, para la lírica, para la humanidad… ¿Cree que en el futuro usted (u otros) cantarán sobre la pandemia?

Ya he escuchado algunas canciones sobre la pandemia. Creo que es un tema muy complicado de llevar a una canción sin caer en algunos tópicos. No sé de qué manera, pero sé que todo esto tan fuerte se verá reflejado en alguna canción del próximo disco. Es imposible que algo que ha cambiado tanto nuestra vida no salga en lo nuevo que esté por venir.

¿Qué sueños/proyectos/planes le ha truncado la COVID-19? ¿Qué hace un rockero cuando no hay opción de pensar en el escenario?

Bueno, acabábamos de arrancar una gira que estaba repleta de fechas y de buenas sensaciones tras un año de trabajo entre composición y grabación del último disco. Nada nos hacía mas ilusión que esa gira de la que llevábamos solo ocho conciertos cuando saltó todo por los aires. Un músico en casa es difícilmente soportable para las personas que están alrededor. Una especie de pájaro enjaulado. Yo aproveché el parón para llevar a cabo el libro junto a mi amiga (y periodista) África Egido, leer mucho, componer, seguir estudiando piano e inglés… Siempre en movimiento aunque sea desde el sitio.

Lleva más de media vida micro en mano, componiendo y tocando. Ahora reedita su cuarto disco con La Contrabanda, que fue el primero que grabó fuera de España, en Los Ángeles. ¿Qué supuso para usted este paso? 

Estoy más enredador y valiente ahora que con 20 años. Era un asunto pendiente grabar con Thom Russo. Estuvimos a punto de hacerlo en el último disco que grabé estando en La Fuga y nos atrevimos. Yo antes de arrancar a grabar y currar con él hice un viaje hasta allá para conocernos cara a cara. Y la conexión fue total. He aprendido y disfrutado muchísimo. Y al fin y al cabo, me metí en este mundo de la música desde que era pequeño para eso.

¿Cuánta vida, de la de verdad, de la suya, hay en Basado en hechos reales? 

No soy una persona de medias verdades. Ni de muchas palabras. Pero si hablo me abro en canal. No hubiera sabido hacerlo de otra manera. Soy un ávido lector de libros sobre música y cuando el personaje o persona no se abre se percibe enseguida. 

Se desprende nostalgia, cierto miedo, mucho amor a lo largo de su vida…

En 41 años me han pasado muchísimas cosas y si no hubiera habido el parón de la pandemia probablemente no hubiera podido hacer este libro y hubiera hecho esta retrospectiva vital mucho más adelante. Gracias a haberla hecho ahora, siento máxima gratitud a la vida. Porque mi vida ha tenido muchas más luces que sombras. 

Ha contado con colaboradores excepcionales para la reedición de este proyecto. ¿Qué han aportado Coque Malla, Álvaro Urquijo o Andrés Suárez?

Básicamente su talento y magia, pero también mucho cariño y amistad. Mucha camaradería. También ha estado junto a este trío mi hermano navarro Kutxi Romero (Marea). Cada uno se ha metido en mi canción haciéndola suya rotundamente.

Le preguntaba por la cita con la que arranca el libro, escrito con África Egido durante la pandemia. Bien, a sus 40 tiene 14 discos en total, dos hijos, un libro y habrá plantado fijo algún árbol… ¿Cómo se plantea las cosas a partir de ahora?

Como siempre. Ando con la cabeza con mil proyectos diferentes que espero poder realizar en los próximos años. Estos años han pasado a una velocidad de tren bala. Espero saborear más cada momento, aunque para eso hay que bajar la intensidad y yo ni puedo ni quiero...

Seguro que se ha callado algo en esta biografía… ¿me da pistas?

Solo he quitado dos cosas muy concretas, que eran totalmente irrelevantes para el lector, pero que podían hacer daño a terceras personas. Y decidí quitarlo porque me sentía incomodo cuando lo leía. Pero créeme, eran totalmente irrelevantes.

¿Cómo le sienta cuando le identifican como «el de La Fuga», aunque lleve ya años con su carrera en solitario?

No me molesta, para nada. Estoy muy contento y tranquilo con mi pasado. Fue mi banda madre. Mi escuela. Y me quedo siempre con lo bueno de las cosas. En este caso fueron los 10 primeros años. Los tres últimos, menos bonitos, no pueden borrar el global. En libro se percibe eso, creo. El que las sombras de mi vida no me impiden seguir. Las veo con una mirada limpia y serena. 

Claro, identificarle como líder de Suizidio sería de nota. Cuénteme en tres acordes cómo recuerda aquello…

Suizidio fue el germen de La Fuga. Al principio es difícil encontrar cómplices que se tomen la música como te la tomas tú. Por eso duró dos años tan solo. Fueron dos años de muchas primeras veces.

 

¿Y sigue viviendo «más de noche que de día»? Anda que no hemos cantado, saltado y bebido con esta canción en las verbenas…

Compongo de noche, cuando no suena el teléfono e impera el silencio. Pero obviamente ya no me bebo una botella de whisky al día como hacia hace años. 

Habla de una manera abierta del abuso del alcohol y algunas veces de las drogas en los conciertos cuando era joven. Otros lo ocultan o lo omiten. ¿Forma parte del rock and roll?

No lo sé. Forman parte del ser humano. Históricamente siempre han estado ahí. Hablo de mi relación con ello. Nunca haciendo apología. Pero sí hablando con naturalidad. 

Dice que ha cambiado los bares por el deporte. Tranquilo, mi compañera Leticia siempre me dice que del deporte también se sale.

Hasta cuando tuve mi época más salvaje siempre estaba enganchado a la vez a algún deporte. La ley de la compensación. Siempre me ha venido genial para la cabeza el sudar. El quemar adrenalina de esa manera. 

Sus referentes cuando empezaba en la música eran Extremoduro, Platero y tú, Barricada o Los Suaves. Hoy los referentes son Maluma, Rosalía o Bad Bunny. ¿Cree que está fallando (y entienda el sentido) algo o es que he perdido ya el tren de la música moderna?

Lo primero para mi es el respeto. No me calan ninguno de esos artistas que mencionas, pero algo tendrán que tanta gente les escuchan. Lo de que el público es tonto es una sandez. Algo tendrán que han conectado con mucha gente. 

¿Por qué cree que después de bandas de rock como La Fuga y Marea llegó la nada?

No sé. Pero sí me sorprende que no haya dos o tres bandas de rock de gente joven que hayan dado ese paso de tocar por su zona a hacerlo por todo el país. Una nueva generación. Aunque hay muy buenas bandas.

¿Qué música les pone en casa a sus hijos para su educación, para que disfruten de ella?

Bueno, más que ponerles algo, me pongo para mí y algo les calará de eso. Luego ya la mayor tiene 13 y ya tiene sus estímulos musicales externos. Son muy musiqueros y uno toca la batería y la otra el piano. La música siempre suena aquí.

Copio a África esta pregunta: Para dedicarse a la música hay que renunciar a bastantes cosas. ¿A qué ha renunciado usted?

Nunca me oirás quejarme de mi oficio porque me parece el mejor del mundo. Pero con tantos viajes a América siempre te pierdes cosas. Y no es fácil hacer equilibrios con tu vida personal. Pero no cambiaría esto por nada.

«Uno muere por dentro cuando no tiene proyectos o cuando pierde la ilusión». ¿Tiene ya en mente la próxima parada?

Siempre maquinando. Nunca estoy en al ahora, y mucho menos en el ayer (salvo cuando hacíamos el libro). Si la salud respeta, se vienen años de muchos proyectos.