Un «Día grande» para Toledo y la archidiócesis

J.S.
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El arzobispo, Francisco Cerro, preside la Eucaristía en la catedral en el Día del Patrón de la ciudad antes de viajar a Roma junto con el nuevo obispo auxiliar, César Magán, para acudir a la visita Ad Limina con el Papa

El arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, presidió la Eucaristía en la Catedral en honor a San Ildefonso, patrón de la ciudad.

El arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, ha presidido este mediodía en la Catedral la Eucaristía del Día de San Ildefonso, patrón de la ciudad de Toledo, y «un pastor» al que el prelado toledano «tiene mucha devoción».

Cerro, aseguró al comienzo de la homilía que San Ildefonso es un «Día grande» para la ciudad de Toledo, «una de las ciudades más bellas del mundo», y para toda la archidiócesis toledana.

Antes de señalar a los fieles que San Ildefonso «defendió un Cristianismo con corazón; un cristianismo que tiene Madre», el arzobispo de Toledo tuvo palabras de recuerdo para el cardenal Francisco Álvarez, recientemente fallecido y que ha sido enterrado en la Catedral de Toledo a los pies de la capilla de la Descensión de Virgen, lugar en el que la tradición marca el milagro de la bajada del Cielo de la Virgen para imponer la casulla al obispo San Ildefonso en el año 666.

Y de «una de las ciudades más bellas del mundo», a la ciudad eterna.  Francisco Cerro aprovechó para anunciar que por la tarde viajará a Roma acompañado del nuevo obispo auxiliar de la Archidiócesis, Francisco César garcía Magán para acudir a la visita ad Limina con el Papa. Se trata de la visita que todos los obispos diocesanos deben realizar a Roma.El objetivo no es sólo visitar la tumba de Pedro, junto a la que Francisco Cerro se comprometió a rezar por todo los fieles de la diócesis, sino también el de informar al Papa cada cierto tiempo del estado de las diócesis que gobiernan.

Durante su intervención que, como viene siendo habitual estructura en tres puntos, Cerro destacó también de San Ildefonso fue un hombre coherente con el Evangelio, porque mantuvo una vida iluminada por la palabra de Dios». en este sentido, el arzobispo de Toledo recordó que «detrás de la palabra de un hombre debe estar siempre su vida, porque si no su vida desmentirá a su palabra». «Parole, parole, parole», recordó que decía Pablo VIcuando alguien le presentaba algo no fundamentado en hechos. Por último, el arzobispo animó a los toledanos a 'imitar' a San Ildefonso que supo cimentar su vida en Cristo; en roca no en arena», concluyó.