2021 se va con el CD Toledo más cerca de coger el ascensor con dirección al piso de abajo. Habrá que comentar la buena imagen durante 65 minutos, pero es que ya no es novedad. Y tampoco sirve de mucho. No da puntos, y ahora mismo, a once de la salvación, hay pocos argumentos para encarar la media temporada (y un partido) que queda.
Como no podía ser de otra manera, fue el conjunto alicantino el que quiso tener la posesión durante los primeros minutos. Los de Javi Sánchez se quedaron a verlas venir, con el único recurso de defender bien y salir con rapidez para buscar los espacios. La verdad es que no sucedió absolutamente nada.
Al menos, en los primeros diez minutos. Luego ya, el Hércules CF sacó su pizarra, algo enrevesada, para intentar anotar. Pero la mejor opción, con un disparo lejano, la trajo el CD Toledo. Un central tocó el tiro de Jesús Cambil y entre el palo y Adri consiguieron abortar el peligro. Acto seguido, Mamau le imitó con la suya de todos los días. Con la fuerza y el desatino habituales.
El hispano-guineano, por cierto, formó en el medio campo con Cambil después de sentir Rodri unas molestias físicas en el calentamiento. También le pasó a Mario Gómez, que dejó su sitio a De Felipe. Raro. Más que nada porque salió después.
Atravesó el partido por un tramo de cierta insistencia verde. Con mayor control que el rival y bien plantado en el rectángulo de juego, fue domando a la fiera de enfrente. Yes que, no podía fiarse porque, el Hércules, con entradas por las bandas, consiguió generar nerviosismo en el equipo de la Ciudad Imperial.
El CD Toledo mantuvo su objetivo de merodear el área. En tres cuartos se movió bien, con pases entre sus hombres más creativos, pero superar la última barrera resultó una tarea inabordable. La siguiente ocasión clara, en el minuto 32, la protagonizó Cédric, con una jugada de su cosecha. En velocidad, el delantero encaró a la defensa blanquiazul y se sacó un lanzamiento que acabó en saque de esquina. Tenía a un compañero a la derecha para haber intentado algo más seguro.
No solo daba la sensación de que el Rico Pérez no se le hacía grande sino que esas dimensiones le venían de perlas. De tener un colmillo afilado, habría sido complicado discerner entre el grande y el chico. El caso es que, como respuesta, Elliot centró un balón desde la izquierda y Aketxe no llegó por poco en el segundo palo. Era el 1-0. Es la diferencia a día de hoy entre el CD Toledo y el 90% de equipos de su grupo.
Todavía dio tiempo, antes del descanso, a ver otro disparo desde mucho metros de Dieguito porque la sensación de celebrar un gol seguía estando del lado alicantino.
A los toledanos se les encomendó el papel de coger los cubos para achicar agua en el arranque de la segunda parte, como en otras ocasiones. Olmedo tuvo que sacar un brazo espectacular para evitar que Aketxe inaugurase el marcador. La batuta era descaradamente del Hércules CF. No había manera de detener esa abundancia local, aunque sí el carrusel de llegadas y ocasiones.
El equipo del Rico Pérez se fue hacia adelante y dejó cada vez más huecos a su espalda. Uno de ellos lo exprimió Migue García por el costado derecho y se fue metiendo hacia adentro para buscar el lanzamiento. Lo hizo, y con toda la intención del mundo, pero Adri se fue a la izquierda y abajo para salvar la papeleta.
Pedro Sánchez replicó en una de los fallos de bulto de Dieguito, al entregar hacia atrás el balón. El delantero local cruzó demasiado la pelota, pero en ese córner, Carlos David cabeceó el balón a la red en un saque de esquina. Otro central que marca. Estaba solo. Como así se van a quedar los seguidores verdes de mantener este camino su equipo.
Javi Sánchez empezó a mover piezas para probar la reacción de los suyos, pero este equipo ya lo tiene difícil con el nivel puesto, así que por detrás en el marcador, es imposible.
Entraron Rodri y Alberto, y, precisamente, un centro del sonsecano al área, en un falta, fue lo más peligroso del Toledo en esa cuesta abajo de partido. El CD Toledo agotó el tiempo moviendo la pelota entre los centrales (Mamau y Arturo). Es la realidad de una plantilla que no tiene más cera de la que arde.