Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


No he abierto los regalos…

14/01/2022

Obviamente me refiero a los que todo ciudadano pide a sus mandamases, sobre todo a los de más alto rango. Me gustaría que me temblara la mano de emoción al abrirlos y se me llenaran los ojos de interrogantes ante la caja que los contiene: ¿Será un AVE? ¿Será un nodo logístico de última generación? ¿Serán unas cuantas licenciaturas? ¿Será, como poco, el ensanche el puente del Alberche?
Como verán, todos los años esperamos los mismos regalos, como nos ocurría a los niños de mi época con 'la bicicleta', todos los años la pedíamos, pero solo se la traían al hijo del médico. Pues fíjense lo que creo ya en estos Reyes Magos gubernamentales, que he preferido no abrir el saco que me han remitido. No he querido fastidiar la ilusión de mis calcetines y mi corbata que sí me han traído mis Reyes Magos. Obviamente tampoco es gran cosa, pero hay mucha diferencia con los estatales. Los míos sé que son fruto del esfuerzo, la ilusión y la no discriminación. Sé que si no me han dejado más cosas, no es porque se las hayan dejado al vecino por hablar bable, ni por ser doctor en homenajes a terroristas.
Pero lo peor es que aún sin abrir el envoltorio ya he visto algunos de los regalos. No he tenido más remedio volver a cruzar el Alberche. La verdad es que no sé para qué sigue en pie ese puente de vía estrecha si ya no queda río. Pero la realidad es que la última vez venía un tráiler de frente y, al revés de lo que le ocurría al potro de Pepe Marchena, que con su braceo 'no cabía en la ancha calle', este tráiler no cabía en su estrecho carril y tenía que pisar el contrario. Por tanto, no tuve más remedio que comprobar que nuestro socialismo gobernante sigue siendo de vía estrecha, al menos para los de habla castellana.
He podido comprobar con horror, cómo los homenajes a terroristas, en lugar de cesar, por aquello de haber sentado nuestro gobierno a sus organizaciones representativas a la mesa de los presupuestos del estado, está aumentando en progresión geométrica, de tal forma que pueden predicar con toda tranquilidad las bondades de la opresión por razones ideológicas, la imposición de una lengua, de unas costumbres y de unos credos sin ningún límite y este ningún límite incluye la supresión de quien pueda estorbar a sus intereses.
Lo grande del asunto es que estos regalos nos los traen quienes se suponía que eran el reservorio de los valores democráticos y de la defensa de los derechos humanos. Sin embargo, aún sin quererlo, se ha traslucido en el paquete un policía nacional que ha tenido que abandonar Cataluña porque a su hijo de pocos años, su profesora, que se dice pronto, le ponía como ejemplo de barbarie por ser hijo de policía y hablar castellano. Preferiría no haber tenido que ver semejante escena.
Por lo demás, ninguna propuesta que no sea quincalla. Una política económica contraria a la que anuncian nuestros socios europeos. Ellos se empeñan en incrementar la renta de sus ciudadanos, mientras nuestro gobierno pone el empeño en fabricar más pobres. La lógica es que necesitan votos para mantenerse en el poder y a más pobres más votos de izquierda. No cambian…