El frío produce la espuma en un río contaminado todo el año

J. Monroy
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La Plataforma en Defensa del Tajo y Ecologistas en Acción coinciden en que las espumas de estos días son un síntoma más de la suciedad constante del Tajo, no producto de un vertido concreto

El frío produce la espuma en un río contaminado todo el año - Foto: David Pérez

Durante las últimas semanas, el río Tajo está volviendo a presentar la peor de sus caras a su paso por Toledo, con enormes cantidades de espumas, sobre todo a primera hora del día. Esta circunstancia ha hecho saltar las alarmas en la ciudad ante un posible vertido nocturno incontrolado. No es así, coinciden desde Ecologistas en Acción y la Plataforma en Defensa del Tajo. Ambos explican que es el frío el que, como otros años, está produciendo las espumas en un río contaminado los 365 días, y que necesita de una mayor depuración.

Roberto Oliveros, portavoz de Ecologistas, explica que «estamos viendo lo mismo que está pasando durante los últimos años, no es una novedad, más que con vertidos que se hagan por la noche, estas espumas vienen de la carga contaminante habitual y las bajas temperaturas». Por su parte, Alejandro Cano, portavoz de la Plataforma, entiende el revuelo causado en la ciudad, porque las espumas saltan a la vista, «pero eso no quiere decir que no exista lo que no percibimos». Se refiere a que «la contaminación siempre está ahí, sigue existiendo con espumas o sin ellas, por la falta de depuración y el escaso caudal que recibimos por vía natural, que hacen que la contaminación sea tan alta».

Cuando baja la temperatura del agua, explica Oliveros, los fosfatos generan espuma. De forma que, cuando los mercurios bajan por la noche, van surgiendo estas espumas, que casi seguro que no tienen que ver con un vertido puntual a estas horas. A falta de pruebas a favor o en contra del vertido, «lo más plausible es la explicación más plausible es que las espumas tengan que ver con la variación diaria de la temperatura del agua, porque en verano, con el agua caliente casi todo el día, no se dan este tipo de situaciones», explica Oliveros. De hecho, en verano, apunta Cano, no hay espumas, sino «papillas»: las grasas suben a la superficie y allí se pegan pólenes o restos de vegetación. Pero «el río viene exactamente igual de bien o de más con espumas o sin ellas».

Depuración. También Ecologistas y la Plataforma coinciden en que la solución a las espumas es que se depure el agua. «Por una cuestión simple de cantidad, Madrid tiene más responsabilidad, porque el cinturón del área metropolitana de Madrid contiene muchas industrias y muchos de estos vertidos tienen sus orígenes allí, pero no solo es en Madrid, hay que mejorar el sistema de depuración en toda la cuenca hidrográfica», apunta Oliveros.

Cano coincide en que lo que el río Tajo necesita es, sobre todo, depuración. Puede haber un caudal muy pequeño, «pero si es natural y la depuración es óptima, la calidad del agua es infinitamente superior». En Toledo se junta una gran cantidad de contaminación, principalmente, procedente de Madrid, aunque también de otras poblaciones.

Recuerda el portavoz de la Plataforma que cuando en 2000 se aprobó la Directiva Marco del Agua, muchos entendieron que desde Europa se iba a obligar a una gestión del agua más compatible con la calidad, «y sin embargo no se hizo así, no fueron suficientes las inversiones que se hicieron en materia de depuración». Critica, por ejemplo, el Canal de Isabel II, que tiene el encargo de depurar la mayoría de las aguas, «está repartiendo dividendos entre sus accionistas, en lugar de repartir esos dividendos a mejorar la depuración, que es su finalidad, como empresa pública». No niega que no haya esfuerzos, pero no son suficientes, como demuestra que el agua siga contaminada, «cuando la Directiva Marco del Agua dice que si las medidas no son suficientes, hay que implementar medidas más restrictivas, y eso no se hace».

En el mismo sentido, Ecologistas pide que no solo se mejoren los sistemas de depuración, sino que también haya inspecciones en las empresas, para saber los puntos de vertidos y quién y cuándo contamina. Hace falta, a su juicio, un seguimiento más exhaustivo de la calidad del agua del río. «El Plan Hidrológico del Tajo en proceso de aprobación ha incidido bastante en la mejora de los sistemas de depuración, pero esto debe ir aparejado con un aumento del caudal cosa en lo que se ha quedado un poco corto, no sabemos si los caudales ecológicos van a cumplir todos los extremos de la sentencia del Supremo, y además no tiene en consideración la existencia del trasvase Tajo-Segura, lo que entendemos que es un fallo, porque es clave a la hora de gestionar el funcionamiento de la cuenca».

Sobre el caudal de agua natural, apunta Cano, desde el Trasvase, el agua que trae el Tajo ha pasado de 36 hectómetros a tan solo seis, una sexta parte. Es agua insuficiente para los procesos de depuración natural del río.