La Catedral de Toledo albergó ayer una ceremonia que, siendo de las más simbólicas de la ciudad, mantiene todavía cierta intimidad al abrigo de los grandes fastos, como los que se producirán dentro de unos días en el interior del Templo Primado. Se trata del descorrimiento del velo de la capilla del Sagrario, rito que expone ante los fieles a la patrona de Toledo -entre ellos, los miembros de la Esclavitud de Nuestra Señora del Sagrario- y con el que comienza el octavario en su honor.

La capilla, uno de los espacios más importantes de la Catedral por su especial significación, reunió al Cabildo y fue testigo del fervor de los fieles y del cántico del motete «Monstra te esse Mater», con el que tradicionalmente se subraya la presencia de Nuestra Señora antes de la celebración de las próximas fiestas.

Posteriormente se produjo su traslado desde este espacio hasta el otro extremo del edificio, el interior de la Puerta de los Leones, justo al lado de las gradas. Allí, el canónigo José Antonio Lancha Rodríguez dirigió «una plegaria por los consagrados en los claustros y en el mundo», con especial foco en la Adoración Eucarística y la Adoración Perpetua.

A lo largo de las próximas jornadas, antes de que el próximo 15 de agosto se celebre la Fiesta de Nuestra Señora del Sagrario, a las 19,00 horas se producirá el rezo del Rosario y oración a la Virgen María. Media hora después, Misa con predicación y besamanto. Así, esta tarde será el maestro de capilla de la Catedral, Jaime León Gómez, quien esté presente en el octavario. Este honor corresponderá, la víspera de la fiesta, el próximo miércoles, al deán de la Catedral, Juan Miguel Ferrer, quien presidirá la imposición de medallas a los nuevos esclavos de Nuestra Señora del Sagrario.