Navidad sin el Belén más emblemático de Toledo

F. J. R.
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El Nacimiento de Eurocaja Rural no se instalará este año para evitar aglomeraciones tras 35 años consecutivos convirtiéndose en visita obligada de niños y padres para ver sus animales

Navidad sin el Belén más emblemático de Toledo - Foto: Yolanda Lancha

Una de las paradas obligadas de la Navidad en Toledo no podrá contemplarse este año. Raro es encontrar a un toledano que no haya pasado alguna vez en su vida a observar el Portal de Belén más emblemático de la provincia, el que todos los años, desde 1985, lleva montando ininterrumpidamente Eurocaja Rural en los jardines de su sede central del barrio de Santa Teresa.

Son más de 35 años de tradición que este año sufrirá un pequeño impasse. La pandemia del coronavirus obliga a ser cautelosos, y los responsables de la entidad financiera no han querido correr riesgos innecesarios.

Ver en directo rumiar a los dromedarios de los Reyes Magos antes de su gran día, disfrutar con el ruido de faisanes, pavos y tórtolas, o divertirse observando los movimientos de cabras y burritos, es algo que este año no podrán hacer los millares de niños que año tras año acudían a presenciar el Nacimiento con sus padres o en excursión con el colegio.

Ha sido una decisión «dura», como confiesan desde la propia entidad, pero ha primado hacer un ejercicio de responsabilidad y evitar convertir el Belén en un lugar de concentración y, por lo tanto, de posibles contagios.

«No vamos a poner en riesgo a nadie», explica Javier Rodríguez, responsable de Protocolo y Comunicación de Eurocaja Rural, poniendo la responsabilidad social por encima de la emotividad.

El Portal de Belén de Eurocaja Rural se instaló el mismo año de la inauguración del edificio. Primero se componía de unas cuantas piezas y, poco a poco, con la ilusión de los trabajadores, fue ganado tamaño e importancia. Un año con luces, otro con un río de agua corriendo y así sucesivamente hasta que, a mediados de la década de los noventa, el Nacimiento recibió una importante innovación, pasando desde entonces a incluir animales reales.

Su número creció con los años, y en la pasada edición se juntaron más de 60 animales que estaban atendido las 24 horas del día por un cuidador y un veterinario. No faltaban los controles de alimentación y las revisiones diarias de las que eran las auténticas estrellas del Belén. Los niños venían a verlos a ellos, y la zona se llenaba los siete días de la semana.

La afluencia de gente era tal que Eurocaja Rural estimó que en las pasadas navidades pasaron por allí 100.000 personas. Se organizaban visitas guiadas con monitores para los colegios y todo tipo de actividades en torno al Nacimiento.

La afluencia de visitantes al Belén de Eurocaja Rural generaba un impacto directo en la economía del barrio de Santa Teresa. Desde el vendedor de castañas de la esquina hasta el último bar de la zona, todos los establecimientos rebosaban clientes que se acercaban a la zona para ver el original Nacimiento.

Este año será todo distinto y, a la lástima de no poder instalarlo, se suma la falta de ingresos extra en el comercio de la zona. Habrá que esperar a 2021 para volver a recuperar una de las tradiciones navideñas más consolidadas de la ciudad.