La novillada incompleta de Mora por un fuerte aguacero

Dominguin
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Un tremendo chaparrón en el tercer novillo obligó a suspender el festejo, pues el ruedo quedó impracticable para la lidia.Ignacio Olmos cortó dos orejas y Rafael González una ante dos novillos sosos pero colaboradores de Aida Jovani.

La novillada incompleta de Mora por un fuerte aguacero - Foto: Carlos Pinto

Todos esperábamos una tregua en cuanto al tiempo, y que la novillada programada en la Feria de Mora, se desarrollase con normalidad. Las previsiones no eran muy halagüeñas, lo que no impidió que cientos de aficionados se acercasen a su plaza de toros para disfrutar de una tarde de toros.

En los chiqueros dos novillos de Antonio Sánchez para el rejoneador mejicano Emiliano Gamero y cuatro de la vacada castellonense de Aida Jovani para Rafael González e Ignacio Olmos. Hubo a última hora cambio del cartel original, pues el novillero Alejandro Adame, vecino de Mora acartelado de un principio no pudo actuar por problemas burocráticos.

Abrió plaza el caballero Emiliano Gamero, que no tuvo su tarde, pues no llegó en ningún momento a acoplarse con el encastado novillo de Antonio Sánchez. Desigual en los embroques y en la colocación de las farpas en lo alto de la res, dejaron indiferentes y algo fríos a los asistentes.

La novillada incompleta de Mora por un fuerte aguaceroLa novillada incompleta de Mora por un fuerte aguacero - Foto: Carlos Pinto.

Lo más destacado del festejo lo pusieron los dos novilleros de a pie. Ambos ya son conocidos de la afición moracha, conocedores de los gustos del respetable y con un gran bagaje delante de los astados. González tiró de oficio y estuvo por encima del protestón novillos, al que tuvo que plantarle cara. Firme con el capote lo meció para atemperar su brusquedad, que posteriormente siguió haciendo con la pañosa. Su profesionalidad quedo patente y conocedor de los terrenos y las distancias, fue enhebrando una faena intermitente, macada por la desigual embestida del astado castellonense. Cuando acabó con el animal el palco le premió con una oreja que paseo por el anillo de la plaza.

La lluvia se esperaba, pero quizás un poco más tarde, lo que sorprendió a los habitantes de los tendidos. Todo ello ocurrió durante la faena del tercero del festejo, en el turno de Ignacio Olmos. El novillero volvía a su plaza, tras las buenas actuaciones que lleva desarrollando esta temporada. Su paso por Madrid, por Villaseca, Añover de Tajo, Arganda y otras plazas de renombre le están colocando en primera línea del panorama de la novillería con picadores. Ha dado todos estos meses la cara con astados de volumen y serios, lo que le ha hecho coger oficio y sito para esta dura profesión. Se echó por delante un utrero burraco de buena condición que salió con brío y energía al ruedo. Olmos lo paro de capa y le cuido en el caballo, para que llegase al último tercio con posibilidades de triunfo.

Firmeza y poder han sido las tónicas de su faena, con las zapatillas clavadas en la arena y queriendo hacer las cosas bien y por derecho. Supo tirar con suavidad de la res, presentando la muleta plana para que al toque de los flecos el animal se arrancase para cogerla con suavidad. Destacable fueron los naturales por bajo y largos que llegaron al público rematados con un pase de pecho interminable. Final de faena de empaque y enjundia que precedió a una gran estocada que hizo caer al astado sin puntilla.

La novillada incompleta de Mora por un fuerte aguaceroLa novillada incompleta de Mora por un fuerte aguacero - Foto: Carlos Pinto

Todo esto transcurrió con el cielo abierto, con una lluvia cerrada que descargaba sobre Mora agua que hacía impracticable el toreo en el ruedo y la presencia del respetable en los tendidos. Hubo una deliberación para ver qué decisión se tomaba, la mejor para todos y sobre todo la más segura para los que tenían que ponerse delante. Con la arena en esas condiciones primeramente los caballos no debían salir por el riesgo de patinar y ser alcanzados, y los toreros a pie por su propia integridad. El público no iba a ver un espectáculo en condiciones, por lo que se decidió dar por acabado y suspendido el festejo taurino.

La salida de la plaza fue otro calvario, ya los espectadores tuvieron que sortear un rio de agua que cubría las calzadas de acera a acera. En definitiva, la novillada quedó inacaba, incompleta, pues sólo pudimos ver tres de los seis actos que se programaron. La próxima Feria del Olivo, tendremos la oportunidad de resarcirnos y volver a ver toros en esta localidad tan taurina.

 

La novillada incompleta de Mora por un fuerte aguacero
La novillada incompleta de Mora por un fuerte aguacero - Foto: Carlos Pinto