Descubren un pabellón portátil visigodo en Los Hitos

A. de Mingo
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Se trata de un papilio, un tipo de tienda de campaña empleada en sus desplazamientos por las elites, como los obispos que se desplazaban a la Vega Baja para participar en los célebres concilios. Así aparece representada una en el Códice Albendense

La ciudad de Toledo en el Códice Albendense. Abajo, a los pies de las murallas, representación de este tipo de pabellones.

La campaña de excavaciones en la villa visigoda de Los Hitos (Arisgotas, Orgaz), centrada en la excavación de los espacios domésticos situados al este de este yacimiento arqueológico, así como su muralla y sus torres, ha deparado una nueva sorpresa al equipo dirigido por Jorge Morín de Pablos. Se trata de los indicios de un papilio, es decir, un pabellón o tienda de campaña que los personajes de las elites visigodas desplegaban en sus desplazamientos. Su superficie es de cinco metros de diámetro -unos 20 metros cuadrados-, los cuales eran cubiertos mediante una serie de postes hincados en la tierra y forrados con pieles.

Este tipo de pabellones, descritos por Isidoro de Sevilla -para quien su denominación, papilio, procedía de su semejanza con una mariposa que se despliega-, eran uno de los dos tipos de tiendas militares de tradición romana, junto con los tabernacula, empleados por los soldados. Los papilii, por el contrario, eran propios de los reyes, los nobles (duci) y los obispos en sus desplazamientos.

No en vano, en ellos se alojaban los obispos que acudían a los célebres concilios toledanos, tal como aparecen representados en los códices Albendense y Emilianense, con las murallas de la ciudad al fondo y al pie de la Vega Baja. En el caso de Los Hitos, donde ya existía un pabellón permanente, habría servido de refugio durante las jornadas de caza.

Imagen aérea en la que puede apreciarse el ligero rehundido donde era instalado el papilio.Imagen aérea en la que puede apreciarse el ligero rehundido donde era instalado el papilio.

Este papilio estuvo delimitado por diez postes de gran tamaño, de los cuales se ha conservado solo la posición de siete, ya que el espacio del pabellón fue reaprovechado después para colocar un horno de material latericio, siendo cortado por la muralla y otra construcción, aunque la totalidad de su superficie se ha conservado. La ligera depresión formada por la cabaña fue colmatada después con los restos que había al exterior, entre ellos restos materiales muy interesantes: se han localizado cerámicas de importación africanas (terra sigillata africana, TSA) y orientales, cerámicas comunes, vidrio y alguna pieza de bronce, como una contera de metal. El estudio de estos contextos materiales permiten fechar el papilio a mediados del siglo VI d.C.

El hallazgo ha sido documentado mediante ortofoto aérea, fotogrametría terrestre y dibujo tradicional. No es la primera cabaña de época visigoda identificada por los arqueólogos -el propio Morín ha excavado otras en la Comunidad de Madrid-, pero sí la más próxima a la tipología descrita por Isidoro de Sevilla y representada en los códices medievales.

La muralla y las casas. Las campañas arqueológicas de 2019 y 2020 han permitido documentar la muralla que cerraba la villa visigoda de Los Hitos por el este. La estructura defensiva contaba con dos lienzos, exterior e interior, construidos con mampostería de grandes cuarcitas, así como un relleno interior de piedras y tierras. Dentro de este se han localizado algunas importaciones orientales (del tipo LRA1), que permiten fechar su construcción en la segunda mitad del siglo VI.

Detalle de la superficie del papilio, una vez liberada de los restos que la colmataban.Detalle de la superficie del papilio, una vez liberada de los restos que la colmataban.

La muralla de Los Hitos estaba jalonada por torres -¿tres?-, de las cuales una de las excavadas era maciza y otra hueca, con un hogar en su interior. La presencia de contrafuertes interiores, además, es prueba de la existencia de un cuerpo superior construido en madera. Adosados a las murallas había unos henares con cubierta a un agua, los cuales se cargaban desde el interior. Por el momento se han excavado tres, aunque habría cuatro llenando los espacios existentes entre las torres.

Las unidades domésticas rodeaban el conjunto por la parte exterior de la muralla y ocupando la llanura de inundación. Esto obligó a construir un dique en el cercano arroyo de la Sierra. Son tres los espacios excavados en la fachada este: se trata de casas que poseen una estancia rectangular, con un pequeño hogar y una superficie en torno a los 25 metros cuadrados. En su parte trasera, un patio descubierto, de unos cincuenta metros cuadrados. Este módulo parece repetirse en toda la villa.