La jornada de ayer en Palomarejos Golf era como otra cualquiera. Muchos jugadores con sus palos buscando su lugar en el campo, los buggies de un lado para otro, y un sol de justicia a pesar de las bajas temperaturas. Sin embargo, había un movimiento inusual en los cinco lagos del complejo, ya que la de ayer era una de las dos jornadas anuales en los que se limpian de aquellas bolas que un golpe inadecuado sumerge bajo sus aguas.
Se trata de un trabajo peculiar, físicamente exigente y lleno de peligros. En el lago del Hoyo 8 se encontraba ayer Carles Ribera, el único buceador español de la empresa canadiense Mulligan International, que ayer realizó la limpieza de lagos en Talavera, obteniendo alrededor de 10.000 bolas cada jornada, unas 20.000 al año. Esta firma saca de las profundidades 30 millones de pelotas de golf cada año de campos de Canadá, Estados Unidos y varios países Europa, aunque muchas otras se quedan sin encontrar.
Junto a Carles, otros cinco submarinistas profesionales, perfectamente equipados, ocuparon toda la jornada de ayer en sanear sus fondos recogiendo una a una las bolas, que reúnen en pesados sacos de 500.
Una vez en su interior, es «todo oscuridad y repleto de fango». No es un trabajo fácil, ya que incluso «hasta dentro del sector del buceo es una cosa extraña», reconoce. Junto a la dureza, asegura que las principales dificultades a las que se enfrentan cada día son el frío de las aguas, «y el riesgo de que te den un bolazo en la cabeza». Y es que los buceadores realizan su trabajo mientras que los golfistas juegan a su alrededor, «intentando siempre pasar desapercibidos y por supuesto, sin estorbar».
Completamente ataviado con su equipo de submarinismo, el español vuelve a sumergirse en el lago sacando varias pelotas en su mano cada vez que sale a superficie, con un saco a sus espaldas que gana en tamaño en muy poco tiempo.
Sostenibilidad. Desde Palomarejos Golf esta limpieza de lagos es obligada, al ser además una actividad más dentro de su campaña de ahorro de agua y sostenibilidad medioambiental para el campo de golf. Con esta limpieza, indica Ernesto González, director deportivo de Palomarejos Golf, «no solo se limpian de plásticos los lagos sino que además se reciclan las bolas, por lo que se contribuye con la reducción de plástico y la contaminación».
La empresa canadiense paga a los campos de golf una pequeña cantidad por cada bola recuperada, para después limpiarla, acondicionarla y comercializarla como de segunda mano, mucho más barata. En el campo de golf dejan alrededor de un millar que también son usados por sus clientes, es más, un 60 o 70 por ciento de las vendidas en Palomarejos son recicladas.
En el campo dirigido por Beatriz Hesse tienen esta sostenibilidad como seña de identidad; no obstante, y del mismo modo, han conseguido un ahorro de 1,5 millones de metros cúbicos de agua aplicando un novedoso programa de gestión y un innovador sistema inteligente de riego para optimizar los recursos hídricos, y «reduciendo el tratamiento de químicos para reducir ese impacto ecológico».