El éxodo que nunca termina

SPC
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Millones de personas siguen huyendo de sus casas en condiciones precarias en busca de un futuro mejor, pero no encuentran en su destino el paraíso esperado

El éxodo que nunca termina - Foto: Jon Nazca

Atraviesan mares en embarcaciones precarias, recorren miles de kilómetros sometidos a un tiempo inclemente, intentan saltar vallas fronterizas, se hacinan en tiendas de campaña lejos de su tierra... Son refugiados, desplazados, migrantes que huyen de la violencia y el hambre para intentar un presente y un futuro mejores. «Con 68 millones de personas que abandonan sus países y sus hogares, se necesita más asilo, más solidaridad», asegura el responsable de Acnur, el italiano Filippo Grandi, al cuantificar en cifras ese drama.

Es el éxodo de millones de personas, que en 2018 también se ha repetido en diferentes países, algunos ya en situación acuciante.

En Afganistán, unos 3,6 millones de personas están al borde de la hambruna, una situación que no es únicamente consecuencia del conflicto armado que sufre el país, sino de la peor sequía que se ha visto en más de una generación.

En Etiopía, la violencia étnica ha causado la huida de 200.000 personas hasta los campos de la región somalí, en el este, desde julio, lo que sitúa el número de desplazados en esta zona en 1,1 millones. En esta zona, la más grande en tamaño del país, se calcula que hay unos 700.000 refugiados que han huido de la violencia entre comunidades y etnias, desencadenada sobre todo por conflictos de tierra y de poder. En esos campos no hay suficientes agencias de cooperación y se producen muertes por hambre.