La solidaridad también apaga fuegos

Javier D. Bazaga (SPC)
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España participa con dos hidroaviones CanadAir en la fuerza aérea europea 'rescUE', dedicada a tareas de extinción, en un programa en el que colaboran cinco países de forma voluntaria

La solidaridad también apaga fuegos

Hoy Europa está más preparada para afrontar los riesgos de incendios forestales que acechan en el período estival. Los trágicos fuegos que asolaron hace dos años Portugal, además de los que se produjeron en el resto del continente, demostraron que ante determinadas catástrofes Europa podía implicarse más para tener una respuesta en esos casos en los que el propio país no podía hacer frente a emergencias de esas características.

Ante estas catástrofes, se puso en marcha la maquinaria que dio como resultado un marco legislativo para crear una estructura comunitaria de respuesta ante emergencias, y dando lugar en mayo de este año a la primera flota europea de extinción de incendios.

Una estructura que ya para este año y el que viene cuenta con un presupuesto asignado de 200 millones de euros por temporada, pero que recoge una propuesta de 1.400 millones ente 2021 y 2027 para aportar medios y recursos adicionales a los de los propios Estados.

Desde el primer momento, España se mostró dispuesta a colaborar en el apartado de extinción de incendios de este mecanismo bautizado rescEU, en su «compromiso con la construcción europea». Una fuerza provisional y «transitoria», insisten desde las instituciones comunitarias, ya que, de momento, consiste en «gestionar mejor los recursos que ya tenemos» de los países que, de forma voluntaria, se han adherido a este mecanismo, pero que aspiran a contar con «medios adicionales» para afrontar este tipo de desastres naturales.

La fuerza rescEU cuenta, por el momento, con dos aparatos aportados por Croacia, uno de Francia, dos de Italia, seis helicópteros de Suecia, y los dos hidroaviones CanadAir con capacidad de carga de 6.000 litros de España, con base en Torrejón de Ardoz (Madrid). Se trata de siete aviones y seis helicópteros que operarán en caso de que sean requeridos por cualquier país de la UE que se enfrente a una eventualidad de este tipo.

En la actualidad, la cuarta parte de los avisos que se producen son quemas forestales, seguidas de inundaciones, terremotos, volcanes o ciclones, explicó Carlos Martín Ruiz de Gordejuela, portavoz del programa de la Comisión.

El Comisario de Ayuda Humanitaria y Gestión de Crisis, Christos Stylianides, aseguró durante su visita a Madrid y Torrejón para conocer el dispositivo que «España es un claro ejemplo de solidaridad con su aportación a la primera flota europea de lucha contra incendios», y puso en valor que «ha sido uno de los primeros países en ofrecer capacidades a la flota rescEU», por lo que no dudó en confirmar que «España es un claro ejemplo de la solidaridad europea».

Los ministros del Interior, Fernando Grande Marlaska, y de Agricultura Pesca y Alimentación, Luis Planas, manifestaron su intención de seguir jugando «un papel fundamental» en este dispositivo que inicia ahora la que será una «colaboración intensa y larga en el tiempo», según calificó Planas, y ante la que se ofreció al comisario europeo «para que España albergue una base regional» de lucha contra el fuego debido a su amplia experiencia que llevó, solo en 2018, a efectuar más de 800 salidas, más de 600 horas de vuelo y 1.800 descargas de agua.

Grande Marlaska quiso poner en valor la «solidaridad» sobre la que se sustenta este mecanismo de emergencias ya que los países se ofrecen voluntariamente, lo que fortalece la «cooperación y coordinación entre los estados».

El rescEU es una estructura que viene a complementar la ya creada en 2001 de protección civil europea, para hacer frente a los picos de necesidad que los propios países no puedan afrontar. De hecho, entre 2014 y 2017 no se pudo atender el 33 por ciento de las emergencias.

Con este proyecto se quiere llegar a cualquier Estado que solicite la ayuda, no tienen por qué ser solo los que hayan ofrecido sus recursos. Pero desde la Comisión Europea insisten en esto, «es indispensable que lo soliciten, ya que, de lo contrario, el mecanismo no se activa».

Objetivo. Una vez registrada la petición, los expertos de la UE analizan la solicitud con una gran capacidad y rapidez de respuesta y ofrecen al demandante un paquete con los medios que estiman que son necesarios. Si acepta, esos recursos pasan a ser gestionados por ellos. «Nosotros solo coordinamos, pero una vez concedida la ayuda pasan a estar bajo las órdenes del operativo nacional», remarca Martín Ruiz de Gordejuela.

El país que presta sus servicios es compensado por parte de la Comisión Europea el 75 por ciento de los costes operativos de esa movilización de recursos, tanto de traslado de los aparatos, mantenimiento y remuneración del personal.