Balas de oro

La Tribuna
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En estos tiempos que corren, donde las novilladas escasean, es de suma importancia que los festejos que se celebren sean lo más provechosos posible para los novilleros. 'Promesas de Nuestra Tierra' no pudo tener un mejor comienzo en Bargas

La terna en hombros al concluir el festejo. - Foto: La Tribuna

Se presentaban hace escasos 20 días una atractiva combinación de carteles para la quinta edición de ‘Promesas de Nuestra Tierra’. Dieciocho novilleros que en seis sedes colmarían de ilusiones a cuantos poblasen los tendidos. A ello, hay que añadirle la final del próximo 20 de septiembre en Fuensalida, donde se darán cita los novilleros más destacados.

En la del pasado sábado en Bargas, junto a los sombreros, neveras y almohadillas, poblaron los tendidos las mascarillas. Nueva normalidad.

Aquí ya el primer punto destacado del festejo. La exquisita organización por parte de la empresa cuya cabeza visible es el matador de toros albaceteño Manuel Amador, y que cuidó hasta el más mínimo detalle en los accesos y el desalojo del coso bargueño.

Tras ello, vino lo que nos congregaba en la plaza, una excelente novillada de Fernando Peña que dio un gran juego y que tuvo una presentación extraordinaria para la cita.

Abrió la tarde la toledana Estrella Magán ante un bravo eral de Fernando Peña. Derrochó intenciones en todo momento, buscando hacer las cosas como corresponde desde que se abrió de capote. Brindó a la alcaldesa de la localidad en un sentido y bonito parlamento, porque «la cultura no tiene ideologías y la tauromaquia es del pueblo», dijo. Tras un comienzo descompuesto con algún desarme, fue despejando las posibles dudas para dejar alguna tanda notable llegando los mejores momentos cuando apretó por bajo al bravo animal. No llegó la simbiosis al completo, pero se atisbaron las ganas de agradar de la novillera y la voluntad de hacer las cosas por ley. Optó por entrar a matar cuando el animal tenía demasiado carbón en el depósito y se hizo complicada la hora de igualar. Tuvo que pasar varias veces hasta que tras una larga agonía dobló este primero, recibiendo palmas.

Si este primero fue bueno, el cuarto fue sin dudas el mejor del encierro. ‘Bombero’ era un torrente. Más que apaciguar, el incendio lo llevaba dentro. Desquitada de los posibles nervios de abrir la tarde, se mostró más asentada en su segundo turno. Además de espoleada.

Se lanzó de rodillas para recibir con una larga cambiada a su oponente, que se revolvió topándola y lanzándola por los aires. Salió conmocionada del envite, afortunadamente sin consecuencias y volvió a la cara del animal, para ya con la muleta firmar lo más brillante de su tarde, sobreponiéndose a las circunstancias. Comprendió las embestidas del animal que requería mando y un toquecito que embarcase las embestidas para poderlas encauzar más allá de la cintura. Logró los olés de los tendidos, a base de encajarse y llevar las embestidas a media altura. Mató por arriba y logró un doble trofeo que sirvió para asegurarse la puerta grande ante un novillo premiado con la vuelta al ruedo.

El mentridano Daniel Pérez mostró que quiere ser torero. Llegará o no, pero un gran recibimiento a su primero a la verónica y un jaleado remate fue su carta de presentación en el certamen. Un voluntarioso tercio de banderillas en el que tuvo más intención que acierto, y un planteamiento de faena en el que exhibió un gran discernimiento delante de los animales, precedieron a una faena de temple con buen trazo por la izquierda, llegando lo mejor cuando trató de forma delicada las embestidas del animal. Suavidad y recorrido, fueron las notas con las que dio un toque de atención este novillero toledano que tras dejar una entera paseó dos trofeos.

El quinto fue otra historia. Noble pero rajadito, se fue Pérez a esperarlo vertical y espigado casi al centro del platillo. Recordó el lance al añorado Víctor Barrio, y sorprendió quizá la frialdad con la que respondió el público al saludo. Mayor brillo tuvo este tercio de banderillas que precedió a una faena en la que siguió atisbando buenos mimbres ante un animal que se apagó y que solo pudo rubricar con detalles antes de emborronarlo con la espada y escuchar cariñosas palmas.

A los números ganó Jesús Romero. Tres orejas y la sensación de ser un novillero personal, diferente y con cierto ‘oficio’. El sexto destacó el recibo a la verónica donde dejó casi una decena de bellos lances, un buen tercio de banderillas y la voluntad de hacer faena a un novillo soso y parado ante el que demostró pasajes sueltos. Antes, en el primero de su lote, sorprendió a muchos con su frescura de ideas y personalidad. La facilidad para torear de forma natural dejando fluir la forma como siente el toreo este alumno de la Escuela de Tauromaquia de Guadalajara. Un sabroso final abrochó un trasteo que le puso un doble trofeo en su mano y le hizo puntuar alto en este certamen.

Tres novilleros de diferente concepto, que buscaron aprovechar al máximo la oportunidad de oro que se les brindó de participar en una novillada que supuso una auténtica oportunidad, marcada por la situación sanitaria, pero cuya cuidada organización permitió disfrutar de esas ‘6 balas de oro’ que fue el encierro de Fernando Peña y por cuya lidia el mayoral de la ganadería fue invitado a saludar tras la lidia del cuarto y del sexto y a abandonar junto a los novilleros el ruedo.