Las tiendas de artesanía piden el auxilio de la Junta

J. Monroy
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El turismo de proximidad no compra recuerdos y el sector, con un 95 por ciento de empleados en Erte, no levanta cabeza. Espera una ayuda para subsistir hasta semana santa

Las tiendas de artesanía piden el auxilio de la Junta - Foto: Yolanda Lancha

El último puente de la Constitución, Toledo estuvo lleno de visitantes. Sin embargo, según los datos municipales, tan solo se pasaron unas 420 personas por las oficinas de Información Turística. «No tocamos ni a tres clientes cada tienda», se lamenta Pedro Espinosa, presidente de la Asociación de Comerciantes de Artesanía de Toledo, quien valora que este último ha sido el peor puente de la historia, tras el del pasado año. El sector reitera que puede ser el que más se esté resintiendo de la crisis y probablemente el último en recuperarse. Puede ser que la hostelería esté notando ya un aumento de clientes, pero con turistas como mucho de la Comunidad de Madrid, las tiendas de recuerdo han perdido este último puente un noventa por ciento de negocio. Las ayudas apenas se han notado, para quien ha podido acceder a ellas, y Espinosa advierte que si no hay un auxilio extraordinario, la mayoría de los 150 negocios que había antes de la pandemia podría cerrar de aquí a cuatro meses, que es cuando llega la semana santa.

La Asociación de Comerciantes de Artesanía de Toledo denuncia una vez más su «desesperada, angustiosa y caótica situación económica» como consecuencia de la pandemia. A Toledo llegan solo visitantes de los alrededores, que no compran recuerdos. Así que el sector, con 550 empleos directos (hoy el 95 por ciento en Erte) y 2.200 indirectos padece una profunda crisis. «Llegamos, abrimos y nos vamos a cero. Así al día siguiente. Da lo mismo que sea martes que sábado», apunta Espinosa.

De forma que la Asociación pide la ayuda de la Junta, para que «busque algún remanente para que lleguemos a la próxima temporada». Según las predicciones, y este es el clavo ardiente al que se agarra el sector, la situación turística puede haber cambiado de cara a semana santa, pero esta vez se celebrará en abril. Faltan cuatro meses que muchas empresas probablemente no podrán aguantar, si no es con algún tipo de ayuda extraordinaria a los establecimientos. Si no es así, es posible que se plantee alguna medida de presión, «porque estamos desesperados».

No han llegado las ayudas. Desde que el 14 de marzo de 2020 se decretó el Estado de Alarma y se suspendieron todas las actividades relacionadas con el turismo, los comercios y fábricas de productos turísticos llevan paralizados un año y 19 meses, denuncia su Asociación provincial.

Al contrario que a otros sectores, aquí no han llegado las ayudas. Cierto es que a la postre el Gobierno les corrigió el CNAE para poder acceder a las mismas. Pero apenas ha podido hacerlo un veinte por ciento de las empresas del sector. Además, como la gran mayoría está en régimen de módulos, el máximo de ayudas son tres mil euros. Las empresas en estimación directa sí pueden pedir entre cuatro y cinco mil euros, pero solo si, a pesar de la crisis, no se han endeudado para seguir subsistiendo, algo complicado.

Mientras tanto, denuncia la Asociación, las administraciones no han quitado ni un solo impuesto a estas empresas, que siguen pagando recogida de residuos, agua, luz, internet, alquileres, sus cuotas a la Agencia Tributaria o el recibo de autónomos.  «Nos parece totalmente injusto cuando hemos tenido que tirar de dinero de donde no había para mantener nuestro negocio y sin ningún tipo de ayuda», apunta Espinosa.

Y el problema puede continuar aún cuando lleguen los turistas, porque los negocios están sufriendo una descapitalización. Los beneficios del poco producto que se vende se invierte en pagar gastos, y no da para comprar más material. Puede ocurrir que en abril haya demanda, pero no oferta.