Tomás Alía era un fiel amante de la cerámica de Talavera, la que utilizaba para muchos de sus proyectos nacionales e internacionales, antes incluso de ser nombrado Embajador de la Cerámica, para el que utiliza su imagen y trayectoria profesional para su promoción en cualquier acto o evento público. En este sentido, conoce a la perfección que el arte del barro talaverano «se valora muchísimo en el mundo», especialmente en el mundo árabe, donde Alía más ha trabajado.

El revestimiento cerámico, tanto en el objeto cotidiano como en revestimiento de paneles, fachadas, cortinas o suelos «es un elemento muy sofisticado, lo más cotizado».

Por ello, ha sido uno de los recursos más utilizados para sus proyectos arquitectónicos de diseño interior o exterior. Así, ha dejado ejemplos como varios locales en la Gran Vía de Madrid con cerámica contemporánea; un palacio de Qatar, en muebles y elementos decorativos como mesas hechas de cerámica, paneles en hoteles o alguna pieza escultórica, además de objetos cotidianos trabajados con centros talaveranos. «Está en nuestras vidas, la he incorporado siempre, antes de ser embajador y desde que lo soy».