La inclusión de las técnicas artesanales de fabricación de la cerámica en la Lista Representativa de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, se ha celebrado mucho también en el Museo Ruiz de Luna, donde su director, Fernando Luis Fontes, augura un «impulso fantástico» no solo para la artesanía local sino también para el conjunto de la ciudad. El máximo representante del elemento de conservación y exposición de las lozas talaveranas desde el siglo XVI, tiene tras esta nueva titulación un doble sentimiento, «alegría pero también responsabilidad» ya que «se produce la coyuntura ideal para invertir en personal y en renovar la exposición permanente».
Son las principales necesidades de un Museo que ha celebrado este año su 20 aniversario y va pidiendo a gritos actualizarse, «y no podemos dejar pasar el momento», el que ha regalado la elaboración de un «expediente impoluto, una candidatura de 10», dice agradecido a Tierras de Cerámica.
Fontes es consciente de que, siguiendo otros ejemplos, este reconocimiento internacional «siempre se ve premiado por un impulso turístico y económico» y en el caso del Ruiz de Luna, puede venir acompañado de un incremento de visitantes para conocer el rico legado patrimonial de la ciudad. El director reconoce que en el edificio de la plaza de San Agustín se atesora para las generaciones futuras la herencia de esa cerámica desde el siglo XVI, «y tenemos que ponernos a trabajar en remodelar el museo, en dotarlo de medios humanos y técnicos y en invertir para que esté a la altura de la importancia de la declaración de la Unesco».
Hasta ahora, recuerda, y desde 2016 que es el director del Museo Santa Cruz de Toledo, que lleva aparejada también la máxima responsabilidad en el de Talavera, se han llevado a cabo mejoras «que no se ven tanto», pero que han contribuido igualmente a la renovación continua del centro museístico, entre ellas la climatización o su unión con elLiceo.
Sin embargo, las principales necesidades se encuentran en incrementar el personal, en dotarlo de un director permanente y de un técnico para labores de restauración. Una vez logrado esto, el siguiente paso será renovar y reformar la exposición permanente, con una colección maravillosa de unas 1.500 piezas, «pero con una forma de exponerlas de hace 20 años», destaca. Así, considera que hay que dotarlo de nuevas tecnologías, nuevas formas de exposición para que sea más atractiva y de recursos expositivos de apoyo que atraiga al público, sobre todo más juvenil, con tecnología, paneles, información atractiva... «si no hacemos eso, el museo se queda atrás y no nos podemos quedar atrás».
Lo mejor de todo, dice Fontes, es que esta es la ocasión perfecta ya que además de la declaración de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad para las técnicas que le dan vida, todos los colectivos, poderes públicos, instituciones y sectores económicos y artesanales «remamos en la misma dirección», unidos en el apoyo y la elaboración del expediente de Tierras de Cerámica que finalmente ha sido aprobado a nivel mundial. También la Junta y el Ministerio de Cultura, que ha participado activamente en la defensa de la candidatura en Bogotá. «Con la ayuda de todos, vamos a conseguir lo que necesitamos, una inversión en el Ruiz de Luna». Y si todo va bien, los primeros pasos de este trabajo pueden llegar incluso en esta legislatura.