El reconocimiento por la Unesco de unas técnicas artesanales que se prolongan desde hace siglos, implica también «el recuerdo de generaciones de alfareros, ceramistas que desde el siglo XVI hasta nuestros días fueron consolidando con el proceso de elaboración, la cerámica de Talavera». Son palabras de Luis Francisco Peñalver, presidente de la Asociación de Amigos del Museo Ruiz de Luna que, como no podía ser de otra forma, asegura que «sería una ocasión desaprovechada si no abordamos desde este momento, la renovación de un museo tan interesante e importante».
Sería la mejor oportunidad, coincidiendo con la declaración, «y como buque insignia de la cerámica», renovar y dotarlo económicamente para que de forma progresiva «pueda transformarse en un museo del siglo XXI», añade, recordando además la falta de personal y una «sólida inversión en el continente y el contenido».
Es más que obvio que el nuevo título otorgado como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad «redundará de forma positiva» en el museo talaverano, por lo que la Asociación considera clave los cambios y la actualización necesarios desde hace años.
Más allá del Museo Cerámico, principal referente de la tradición artesanal de la ciudad, Peñalver agradece el «esfuerzo y la tenacidad» de Tierras de Cerámica, apoyada después por la sociedad talaverana, instituciones civiles y órganos políticos. Con ellos, se rinde una especie de tributo a las gentes sin nombre, barreros, pintores,…, hombres y mujeres anónimos que ejerciendo el oficio, a veces desde niños, nos hicieron llegar su trabajo plasmado desde piezas de carácter utilitario o puramente ornamentales, dice.
Peñalver considera que a partir de ahora se producirá una «acentuación de la presencia de cerámica en ámbitos nacionales e internacionales», lo que requiere, en su opinión, de un proceso planificado y de estudios de mercado en el que se abran vías de comercialización a diferentes niveles y en el que intervengan diversos agentes, instituciones políticas, económicas y por supuesto, «los verdaderos héroes, los ceramistas».
En este sentido, recuerda que aunque estos días la cerámica sea cabecera en los medios de comunicación, los ceramistas «viven el día a día al límite en un negocio-oficio cuya rentabilidad económica es muy ajustada», y lamenta la falta de medidas con la que sostendrían unos negocios en los que la inversión es costosa y los beneficios a largo plazo. Como ejemplo, habla de la consideración de dichos talleres como artesanos, con reducción del IVA, y no como industrias.
conocimiento. Como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, la ciudad precisa de un desarrollo del conocimiento de su cerámica, ya «no solo que implique la memoria colectiva en la que la seña de identidad juega un papel importante, sino de promocionar conocimientos de carácter histórico, también sobre las técnicas, modelos y diseños de lo que ha sido la cerámica de Talavera».Ya hay algunos modelos como el de ‘Pequeños Arqueólogos’, la misma ‘Asociación de Amigos delMuseo’ y siempre la Escuela de Artes, pero hacen falta charlas, exposiciones o cursos en diferentes ámbitos culturales. «El aprecio de nuestra cerámica vendrá consolidado por el conocimiento, y eso asegura la posible expansión de la misma».
No se olvida Peñalver de los nuevos tiempos y con ello, la innovación en consonancia con los cánones estéticos, nuevos canales de comunicación y también de promoción y comercialización, de lo que ya es un ejemplo Centro Cerámico y su unión con nuevos diseñadores con la cerámica como soporte, dice.
Y acorde al recién estrenado reconocimiento, aboga por un sello de calidad o comisiones de expertos sobre decoraciones cerámicas promovidas por instituciones públicas... todo ello para «preservar y potenciar nuestra cerámica».