Pesimismo ante una campaña con bajos precios

álvaro de la paz
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Las primeras aceitunas recogidas confirman la escasez de frutos por la sequía y un severo descenso respecto al récord registrado en la campaña precedente. La caída en Los Navalmorales o Lon Navalucillos puede llegar al 70% pero en zonas de Consuegra

Pesimismo ante una campaña con bajos precios - Foto: Tomás Fernández de Moya

El sector olivarero ha iniciado la recogida de la aceituna con desánimo. Para esta campaña se prevé un importante descenso de la cosecha en relación con la del año pasado y unos precios del aceite de oliva que se mantienen «muy bajos». Por esta razón, el sector se encuentra en un momento «muy complicado» que afronta con «pesimismo» y que, además, podría poner en riesgo la supervivencia de algunas explotaciones dedicadas a este cultivo, «sobre todo las de olivar tradicional», según Gregorio Gómez, el responsable de la sectorial del Aceite de Cooperativa Agroalimentarias de Castilla-La Mancha.

Las estimaciones con las que trabaja dicha organización es que la cosecha se situará entre las 80.000 y las 85.000 toneladas de aceite de oliva en Castilla-La Mancha, frente a las 182.000 toneladas que se lograron el año pasado, cuando fue uno de los más destacados en cuanto a producción.

De la misma opinión es Blanca Corroto, presidenta provincial de Asaja, que advierte de que las «previsiones son muy malas». En la provincia, se prevé una reducción superior al 70% respecto al año anterior. La caída, muy sustancial, toma como referencias dos temporadas diametralmente opuestas: mientras que en la anterior la recogida alcanzó un nivel récord, la recién comenzada apunta a pobre en cantidad por la pertinaz falta de lluvias de 2019.

Esta campaña «horrible», como la define Corroto, viene marcada por la carencia de agua. La escasez de precipitación durante los meses de marzo y abril, un fenómeno que se reprodujo entre el final del verano y el principio del otoño, han perjudicado el crecimiento del fruto en su árbol. La bajada en el volumen de producto se refleja en las diferentes comarcas productoras de la provincia. «En zonas como Mora y Consuegra se habla hasta de un 80% de caída respecto a la última campaña», asegura la responsable de Asaja. En «la zona de Los Montes [bautiza a la denominación de origen homónima], en localidades como Navahermosa, Los Navalucillos o Los Navalmorales se prevé de un 70%». En La Sagra, al norte de Toledo, apenas hay cosecha.

Los litros caídos durante los últimos días están enjugando unas pérdidas muy cuantiosas. «Estas lluvias ayudarán a que tengan algo de renuevo y energía», asegura Corroto. Pero las precipitaciones de noviembre, muy bien recibidas entre quienes se dedican al proceso del aceite, apenas palian una disminución severa de la cosecha. Además, el descenso en el total de litros llega acompañado de una dinámica negativa en el precio: la venta del producto final apenas cubre costes y aún queda líquido almacenado de la última recogida pendiente de entrar en el mercado.

Para ilustrar los problemas que enfrentan los productores para comercializar su producto, Corroto alude a la presión a la baja del aceite en los mercados, un movimiento que coincide con el inicio de la cosecha. «La semana pasada el aceite virgen extra ha bajado cuatro céntimos el litro respecto a la anterior, mientras que la venta a granel cayó la semana pasada el 80% respecto a la previa», enumera la responsable provincial de Asaja. Desde la entidad que agrupa a los jóvenes agricultores recuerdan que «el objetivo es que no se venda por un precio inferior al de los costes».

En medio de los temores por la caída de la producción y el estancamiento de los precios de venta en una franja muy baja, la mejora de la calidad representa la única buena noticia que dejan los primeros días de recogida.

Corroto confirma que la calidad del fruto recogido es «buena». Desde la asociación recuerdan que esta sensación parte de «lo poco que se ha empezado a moler» y que solo incluye las variedades arbequina y picual, pero cifran en «dos puntos por encima» el grado de mejoría observado en la aceituna recién cosechada respecto a la de la última campaña. «Es un rendimiento algo más elevado dentro de lo poquito que se va analizando».

A lo largo de las próximas semanas, miles de toledanos participarán en la recogida de la aceituna. La campaña que separa 2019 y 2020 será más corta que en recogidas anteriores y vendrá marcada por la gran amenaza del precio. La indiscutible calidad del aceite de oliva toledano, especialmente distinguido en su variedad virgen extra, palidece ante las dificultades para una comercialización justa y adecuada a sus extraordinarias cualidades alimenticias. El sector afronta una nueva batalla para tratar de hacer rentable al oro líquido que aguarda, aún en forma de fruto, en el icónico árbol mediterráneo que salpica tantos rincones de la meseta sur.