Hilos de historia tejen el Corpus de Lagartera

Leticia G. Colao
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Los bordados y vestidos de lagarterana, uno de los trajes regionales más ricos de España, dejan sin palabras a los cientos de visitantes por su vistosidad, su elaborada artesanía, la calidad de sus telas y sus complementos. Son el principal reclamo

Hilos de historia tejen el Corpus de Lagartera - Foto: Manu Reino

No era jueves, pero sí Corpus Christi y en Lagartera. Poco más que decir. El día más grande de la conocida localidad de la comarca de Talavera, famosa universalmente por sus trajes y bordados, ha vuelto a lucir y relucir con sus mejores galas y lo ha hecho presumiendo.

Hilos de historia, de siglos que desde el XVI han dado forma a sus colchas, al colorido y la riqueza de sus bordados, perfectamente representados en todas y cada una de las partes que, orgullosas, lucen las lagarteranas en mayor medida, también algunos hombres. Una joya artesanal que en algunos momentos podría parecer excesiva pero que en Lagartera luce, como dice el dicho, y sin ser jueves, más que el sol.

El Corpus es día de madrugar para colocar los preciosos altares, más de una treintena por todo el pueblo, para el  paso de la Custodia y la posterior bendición del párroco, en una colorida procesión nada más acabar la Misa en la iglesia del Salvador. En su interior no cabía un alfiler para disfrutar de la Eucaristía más especial del año para todos los vecinos, así como para los numerosos visitantes que disfrutan de la celebración sin perder detalle. Cámaras fotográficas de todo tipo y móviles fueron ayer protagonistas a la hora de plasmar imágenes que sólo ven la luz una vez al año.

Hilos de historia tejen el Corpus de LagarteraHilos de historia tejen el Corpus de Lagartera - Foto: Manu ReinoLagartera abre sus puertas a los visitantes que, maravillados, no dejan  de alabar los diseños colgados de fachadas y, si así lo solicitan, reciben las explicaciones de las partes de las que se componen, la historia a sus espaldas o lo que han tardado en montar sus complejos altares, con una media de tres horas. Estos, altares y bordados, son los mismos que deslumbraron al gran Sorolla, quien no dudó en plasmarlos en sus pinturas.

Son los vecinos o familiares los que visten esas joyas, honor mayor a algunos inconvenientes como el de las altas temperaturas portando capas y capas de telas, summum de la elegancia popular. «Es una vez al año y sólo unas horas, no importa el calor», decía a La Tribuna Cristina poco antes de participar en la procesión.

Iba vestida con el traje de lagarterana de diario, uno de los más sencillos pero igualmente complejo. Ellos, los que lucían este traje, también llamado de ‘trapillo’ o el de ‘guapo’, que vestían antiguamente los domingos, precedían a la custodia bajo palio que ayer portó el presidente del PP de Castilla-La Mancha, Paco Núñez, junto al alcalde del municipio, Sergio Alía. José Julián Gregorio, presidente provincial de los populares, también les acompañó.

Hilos de historia tejen el Corpus de LagarteraHilos de historia tejen el Corpus de Lagartera - Foto: Manu ReinoTras el Cuerpo de Cristo en su visita a todos los altares, algunas lagarteranas con el traje de novia, con una mantellina diferente, en color beige y más lujosa, y dos de luto, con el pañuelo de color negro. Y es que el vistoso traje cambia y mucho dependiendo de su uso, empezando por los colores, siguiendo por las prendas y acabando por los complementos, no hay ningún traje igual, desde el tradicional pañuelo hasta los zapatos, todos únicos e igualmente majestuosos.  

Los adultos no son los únicos que portan la historia más ilustre de Lagartera. Muchos pequeños lo hacen con los mismos trajes, que parecen hechos a pequeña escala, con una gracia que conquista a quien los ve. Es el caso de Javier y Teresa, hermanos de ocho y cinco años, respectivamente, quienes asisten cada año al municipio de su madre y lucen con una elegancia fuera de lo normal los vestidos de su abuela, asegurando a su vez el futuro de una tradición de siglos.

También participaron los pequeños que este año han tomado su Primera Comunión, y los mayordomos de la Cofradía de la Veracruz, así como el conocido arquitecto de interiores Tomás Alía, natural de Lagartera y Embajador de la Cerámica de Talavera.

El párroco, que porta la Custodia, bendice todos y cada uno de los altares, pequeñas y complicadas estructuras que comienzan a desmontarse a los pocos segundos de pasar la procesión. No es para menos, ya que el tiempo de desmontaje es similar al utilizado para su puesta en marcha, siempre con mucho cuidado para no dañar sublimes telas que, tras unas horas al aire, regresan a baúles y arcones hasta el Corpus que viene.

 

Ambiente especial. El día grande de Lagartera, su especial Corpus Christi, único en España, no sería el mismo sin sus calles alfombradas de hierbas aromáticas que confieren una especie de microclima al centro de la localidad, donde se visten los altares y la Custodia procesiona arropada por los vecinos. Tomillo, hinojo, juncias cortadas unas horas antes para que el Corpus no sea sólo una fiesta para la vista y el tacto, sino también para el olfato. Lagartera es siempre un lujo para los sentidos.