«Acepté al asesino de mi marido por su autocrítica»

J. Monroy
-

«Hay algunos muy interesados en estar hablando todo el día de ETA, pero ETA ya no existe entre nosotros desde hace diez años», afirma Maixabel Lasa, viuda de Juan María Jaúregui, político del PSOE asesinado por ETA

Maixabel Lasa, viuda de Juan María Jaúregui, asesinado por ETA. - Foto: David Pérez

Maixabel Lasa es mucho más que la viuda del político asesinado por ETA Juan María Jáuregui. Ella fue directora de la Oficina de Atención a Víctimas del Terrorismo y una de las primeras personas en participar en los talleres de justicia restaurativa, lo que le llevó en el año 2011 a participar en una entrevista con los asesinos de su marido. Ahora es una de las mayores defensoras de las segundas oportunidades para los etarras. Icíar Bollaín ha recogido este año su historia en la película 'Maixabel', y eso ha impulsado que el CiBRA le otorgara este domingo el premios Alice Guy, que busca dar visibilidad al talento femenino y reconocer en las mujeres de nuestro tiempo la defensa de los valores que encarnó la vida y obra de la primera mujer cineasta de la historia hace más de cien años.

¿Qué le parecen las palabras de reconocimiento de Otegi a las víctimas y su mensaje de que su sufrimiento nunca se tenía que haber producido?

Para mí fue una cosa positiva, porque se llevaba tiempo pidiendo que reconociesen que lo que ha sucedido en este país nunca tuvo que haber sucedido, por lo injusto que fue. Pero también es verdad que cada uno debe responsabilizarse de lo que hizo y yo recuerdo a Otegi que mientras que ETA mataba, él apoyaba lo que hacía. Más allá de reconocer eso, también debería hacer una autocrítica en los años en los que ETA mataba casi todos los días. Pero no deja de ser un paso hacia adelante.

Será un paso adelante, pero muchas veces lo que llega es el ruido político que se monta alrededor con cada declaración.

Hay gente a la que le interesa hacer ruido político. Cuando ETA mataba se le pedía a la izquierda abertzale que se dedicase a la política y dejase las armas. Pasos han dado. Se han aprobado nuevos estatutos y están en las instituciones. ETA ya no existe, llevamos ya diez años desde que ETA ha desaparecido. Hay algunos muy interesados en estar hablando todo el día de ETA, pero ETA ya no existe entre nosotros. De eso también tenemos que ser conscientes.

Diez años hace ya también de su encuentro con los asesinos de Juan María, que se recoge en la película. ¿Cómo contempla eso con la perspectiva de esta década?

Recuerdo la entrevista como un paso adelante, tanto por parte mía, de la víctima, como del victimario. Aquello fue una decisión que nos vino a la Dirección de Víctimas del Gobierno Vasco. Había un grupo de exetarras que quería contactar con víctimas para manifestarles el rechazo a lo que hicieron y que sentían la necesidad no de pedirles perdón, pero sí al menos hacerles ver que lo que hicieron no tenía que haber sucedido nunca. Para mí eso es muy importante. Yo siempre digo que todos merecemos una segunda oportunidad. Esas personas ya habían hecho un recorrido personal de autocrítica hacia lo que hicieron y solicitaron estar con víctimas. Entre ellos hubo uno que solicitó estar conmigo. Yo naturalmente acepté estar con él por su autocrítica hacia su pasado. Para mí, ni Ibon Etxezarreta, ni Luis Carrasco son las personas que mataron a mi marido en el año 2000, sino que son otras personas distintas, como seguramente yo soy distinta a la del año 2000, como casi todo el mundo, que evolucionamos y nos movemos. Han hecho un recorrido personal y yo les he dado esa oportunidad.

Seguro que después de todo por lo que tuvo que pasar, encima recibiría críticas por aquello.

Sí, pero éramos conscientes de que eso iba a ser así. Fue un proyecto que se puso en marcha con muchas reservas, con entrevistas discretas con los victimarios, y en cualquier momento podíamos echarnos para atrás. Pero ninguno de los que dijimos sí al principio lo hicimos, y el proyecto siguió hacia adelante. La pena es que en el año 2012 el PP ganó las elecciones y nunca más se hicieron estos encuentros restaurativos, solo aquellos que gracias al tesón de los mediadores ya se habían previsto, pero fuera del paraguas institucional.

Parece que la sociedad marchara a dos velocidades en cuanto a la reconciliación se refiere.

Sí, pero eso es normal. Así como nunca va a haber etarras que piensen que lo que hicieron estuvo mal, porque hay muchísimos que piensan que lo que hicieron estuvo bien, también hay víctimas que dicen que no quieren sabe nada de los que hicieron daño a sus familias. Eso lo entiendo perfectamente y lo respeto. Creo que el respeto es la solución a todos esos enquistamientos que existen en la política. El respeto es lo que importa para empezar a trabajar. Luego la justicia restaurativa tiene mucho de positivo y es un instrumento que está ahí al alcance de cualquier preso, no solo los de ETA, sino de cualquier otro delito.

¿Se puede entender en realidad todo el conflicto de la sociedad vasca desde fuera de Euskadi?

Igual la película 'Maixabel' abre un poquito las vías para que se entienda. La verdad es que es complicado, porque aquí se ven las cosas totalmente distintas, seguro, que en Toledo. Pero yo invitaría a la gente que vaya a ver la película a que lo haga con la mente totalmente abierta, sin prejuicios previos. Que la vea, y después hablamos. Habrá cosas que le parezcan bien, que le parezcan mal, o que no entienda, pero de eso se trata. Con la película fundamentalmente se trata de explicar a los ciudadanos de este país en qué consistieron los encuentros restaurativos y lo que supusieron. Además, creo que la película lanza tres mensajes muy importantes: la deslegitimación del uso de la violencia; el dar a conocer que aunque unos y otros pensemos cosas distintas, la convivencia es posible; y mi viaje, que de alguna forma desidealiza lo que fue ETA y lo que todavía algunos piensan que fue ETA. Esas discusiones que tienen en la cárcel los etarras por los encuentros son muy clarificadores de lo que fue la realidad.

¿Qué le dijeron a usted cuando se estrenó 'Maixabel'?

La mayoría de las críticas fueron positivas. Personalmente, a mí no me ha llegado ninguna negativa, aunque sé que las habrá por ahí. Pero la repercusión que ha tenido la película dentro y fuera de Euskadi creo que ha sido impresionante. Estuve la semana pasada en la Complutense, en Madrid, con una proyección de la película y una mesa redonda en la que los alumnos pudieron preguntar, y fue maravilloso. Los jóvenes también tienen ganas de saber, porque se ha hablado tanto y todavía se sigue hablando de este tema, que quieren conocer. En ese sentido, la película también puede servir para dar a conocer todo lo que sucedió esos años.

Esperemos que este premio del CiBRA también pongan su granito de arena.

Para mí el premio Alice Guy me supone un honor, sobre todo, teniendo en cuenta la lucha que tuvo esta mujer por la igualdad de derechos, tanto en el cine, como en todos los ámbitos de la vida. Es un premio que no me esperaba de ninguna de las formas y que recibí gustosamente.

ARCHIVADO EN: ETA, CiBRA, Política