«Por mucho que entrenes y te prepares, y aunque termines este Ironman, nunca podrás vencerlo». Es el resumen que hace el toledano Pedro Tomé de su participación en Lanzaronte, donde acudió con el objetivo de estar en el podio, estrenando grupo de edad (50 a 54 años) y clasificarse para el Ironman de Hawái. Sin embargo, el del Bicicletas Pina Tritoledo se encontró con unas condiciones muy adversas que le hicieron rezagarse en el sector de natación. A pesar de remontar luego con la bicicleta y en el maratón, el séptimo puesto no le satisfizo y ha renunciado a Kona por falta de ayudas.

Y es que este año, los participantes se han encontrado el mar muy movido y un viento mínimo de 30 kilómetros por hora que endurecieron enormemente la prueba. «Es el Ironman más duro que he corrido jamás», asegura el capitalino. En la natación se defiende como puede, pero en los primeros metros recibió una patada que le dejó un poco descolocado. Aún así, Tomé consiguió rehacerse.

Sin embargo, «una transición larga y lenta me hizo perder un par de minutos más debido a que el neopreno se quería quedar conmigo», explica él mismo. Con la bicicleta regresaron los problemás, ya que el sistema que tenía que decir qué vatios tenía que mover en cada momento no funcionó. «Tuve que tirar de experiencia y de paciencia», dice. Eso le hizo ir con muchas reservas por miedo a pasarse, así que, a pesar del dolor de piernas que tenía por momentos, tras poner el pie en tierra para encarar el maratón «las sensaciones eran muy buenas». Pedro Tomé pasó muy bien los 21 kilómetros en una hora y media, aunque luego tuvo un bajón importante entre los kilómetros 27 y 36. Se recuperó de nuevo y, con unos buenos ritmos, se presentó en meta en séptima posición, sin el objetivo del podio. Al final, le llegó plaza para Kona por roll down, pero al no acabar entre los mejores la declinó porque el coste es elevado.