«Pensé que merecía hacer justicia con Turing y ser contado»

M.G
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La obra 'La máquina de Turing' llega al Teatro de Rojas esta tarde. Daniel Grao y Carlos Serrano son los intérpretes de esta compleja producción que tanto está gustando desde hace un año

«Pensé que merecía hacer justicia con Turing y ser contado»

Un hombre y su máquina, dos en uno y uno en soledad a pesar de las matemáticas, la inteligencia y una gran misión, descifrar el Código Enigma y frustrar las comunicaciones secretas del ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Alan Turing lleva en escena un año y Daniel Grao encarnará esta tarde en el Teatro de Rojas al genio británico con sombrero y traje de chaqueta, embebido en las matemáticas, con una máscara de gas en la mano, con la cercanía de una  partida de ajedrez y la distancia a mismo tiempo de una personalidad compleja, a ratos introvertida, a ratos excéntrica. Un gran reto interpretativo que no deja indiferente y se empasta a la perfección con el trío de personajes que encarna su compañero Carlos Serrano.

En la obra 'La máquina de Turing' interpretas al gran genio Alan Turing, un personaje bastante desconocido aún. ¿Te preguntan mucho quién es cuando hablas de ello?

En general, a la gente no le suena. A algunas personas sí cuando comentas algo sobre la máquina 'Enigma' de los nazis y saben del tema un poco por la película. Es un gran desconocido y lo es injustamente. Es una de las cosas que me empujó a hacer la obra. Yo mismo tampoco lo conocía mucho, pero cuando conocí su historia pensé que merecía hacer justicia y ser contado porque la gente debe saber qué ocurrió.

Meterse en este personaje requerirá un esfuerzo al ser tan contenido y excéntrico al mismo tiempo. ¿Te ha costado mucho construirlo?

Actoralmente era el gran reto. Cuando Claudio Tolcachir, el director, me lo propuso me dijo que había una película, 'El Código Enigma', y que no hacía falta que la viera porque ahí se hace un retrato bastante elegante y caballeroso. Pero por lo que se sabe de la biografía se sospecha que tenía Asperger, era tartamudo, daba conferencias en pantalón de pijama y  americana... Alguien  muy especial que no era fácil en el trato, pero era una mente prodigiosa. Y el director quería poner el acento en crear la personalidad contradictoria y actoralmente era un reto.  

Al principio me daba miedo porque meterse en el tartamudeo y en el Asperger era muy complicado, aunque Claudio no quiso que nos centrásemos en el síndrome porque se sospecha que era algo parecido. Lo enfocamos desde lo emocional como cualquier personaje. Cuando el personaje está en su zona de confort  aparece con formas expresivas más normales y cuando se encuentra más inseguro lo hace con tics, tartamudeo y mucha tensión física. Pensé que iba a ser una tarea ardua, pero no lo he vivido así, aunque mucha gente me dice que ha tenido que ser muy difícil crear ese cuerpo y esa forma de hablar. Ocurrió de forma mágica. Lo he vivido casi como una posesión y empecé con una voz y una gestualización tal y como me salían y el director me fue regulando.

Además, me he encontrado con comentarios que me han emocionado mucho en estos meses de madres que se han acercado a decirme que tienen hijos con Asperger y que hacen esos gestos del personaje. Yme sorprende porque no he buscado hacerlo conforme al síndrome, empezó a aparecer sin más.

La obra tiene momentos divertidos a pesar de que el final es trágico. ¿Cómo se equilibra la balanza en una historia tan compleja?

Ocurre como en la vida misma. La de Alan Turing es una personalidad muy contradictoria que podríamos llamar a veces 'friki' y tiene momentos graciosos y delirantes desde fuera porque son de genio loco. Por otro lado, cuando le condenan por homosexual y tiene que enfrentarse a juicio, con una personalidad tan frágil como la suya, da lugar a otro tipo de escenas. Con una personalidad así hay escenas que te hacen reír, otras te sacan de quicio y en otras se te encoge el corazón porque te sabe mal que alguien que hizo tanto en su tiempo, provocó que los nazis perdieran la guerra, y salvó muchas vidas acabara de manera tan trágica.

¿Qué lugar ocupan las matemáticas en 'La máquina de Turing'?

Todo este universo está muy bien teatralizado por parte del director porque estos temas tan históricos están de telón de fondo, pero el acento se pone en la personalidad de Turing para que al espectador le de la sensación de que está espiando una vida. Hay momentos grandilocuentes en sus conferencias, cuando coqueteaba con la idea de una inteligencia artificial, pero también lo vemos en su casa relacionándose con un chapero y trabajando con un compañero para intentar descifrar el código Enigma y acabar con la Segunda Guerra Mundial.

Con mi personaje me desdoblo y en algunos momentos estoy en escena con mi compañero siendo Alan Turing, y en otros rompo la cuarta pared y estoy con el espectador a modo de narrador, diciendo que voy a intentar recordar mi vida para ver si la entiendo y voy jugando con el tiempo y con distintos pasajes y anécdotas para hilvanar esa vida.  

Y la obra tiene mucho de didáctico, sobre todo, por la enseñanza que se puede extraer de su persecución y condena por ser homosexual.

Sí, por supuesto. Es la impresión que nos gustaría que se llevase el espectador y hacer de espejo en este sentido. Muchas veces al que no acabamos de entender, al que no es como nosotros y nos parece raro y extraño, le hacemos bullying socialmente y quizá detrás hay un genio. A lo mejor es el próximo inventor de la siguiente vacuna contra una pandemia y por sus rasgos y porque no encaje lo rechazamos, con lo que conlleva de falta de respeto hacia un ser humano. Al espiar la vida de Turing desde diferentes prismas acabas entendiendo y cogiendo cariño a esta persona tan extraña y la lección que pueden llevarse los espectadores es el daño que se puede hacer sin darnos o dándonos cuenta por el hecho de que alguien sea diferente.

¿Te has imaginado alguna vez como sería Alan Turing ahora, en el año 2021?

Hubiera hecho tanto todavía.... Si una mente tan genial ya coqueteó con la idea de la inteligencia emocional en su época, con lo que ha evolucionado este tema estoy convencido de que habría hecho muchas cosas por la sociedad.

La obra lleva en escena un año ya. ¿Cuál es el balance?

El balance es muy positivo a pesar de ser un año tan raro con la pandemia. Ya la ensayamos en el momento pandémico y nos hemos ido adaptando a los aforos permitidos en cada momento. Hemos realizado encuentros con el público previos a la obra muy emocionantes y hemos agradecido el esfuerzo de la gente con todo lo que ha estado cayendo. Y al revés, el público nos lo agradecía a nosotros porque así podía seguir disfrutando del espectáculo en vivo. Fue muy emocionante darnos cuenta de que era una necesidad mutua y hemos ido capeando el temporal con  meses más difíciles y de menos aforos y otros con más, pero hemos salido adelante y ahí estamos. Ahora estamos saboreando aforos completos y teatros llenos y con muy buena respuesta del público. Afortunadamente, la obra está gustando mucho.

También tiene una fuerte presencia en la obra la escenografía audiovisual. Algo que tampoco es muy común en producciones teatrales.

Sí. Era difícil llevar el tema de la máquina y de la investigación a escena. Nos hemos ayudado de unas producciones audiovisuales. Además, la puesta en escena es muy sencilla, con pocas piezas, pero con una gran utilidad. Jugamos  a lo austero diciendo que estamos en una comisaría o en una casa con los mismos elementos, pero las proyecciones y la luz nos ayudan mucho a recrear  y que el espectador pueda imaginarlo.

Lo próximo que harás será cine, televisión, teatro... ¿Todo junto?

Me gusta ir combinándolo todo porque no me gusta tener que elegir. Lo próximo será seguir con la gira hasta marzo del próximo año, por lo menos, y rodar una serie.