Las asociaciones lamentan los efectos colaterales del Covid

Lola Morán Fdez.
-

AFATA no puede usar su Centro de Día desde marzo de 2020 al estar dentro de una residencia de mayores y ATAFES sufre los continuos cierres y reaperturas

Las asociaciones lamentan los efectos colaterales del Covid

Las asociaciones de carácter social que trabajan con personas con necesidades especiales lamentan los efectos colaterales que está teniendo la pandemia sobre sus usuarios. Así, las restricciones que marca la normativa dictada por las autoridades sanitarias han obligado al cierre de instalaciones donde se prestan servicios como el de centro de día, algunos de forma temporal con reaperturas cuando mejoran los datos relativos a contagios. Sin embargo, para otras asociaciones, como es el caso de la Asociación de Familiares y Amigos de Personas con Alzheimer y otras demencias de Talavera (AFATA), no ha sido así, y desde marzo del año pasado no han podido retomar la actividad en su centro de día y están alrededor del 70% de sus usuarios sin atención presencial.

El motivo, como explicó la presidenta de AFATA, Alicia Peñuela, está en que este centro está alojado en las instalaciones de la residencia de mayores Virgen del Prado, dependiente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Una ubicación que ha impedido que los usuarios de la asociación hayan podido regresar a este espacio, si bien desde el Ayuntamiento de Talavera han cedido a la entidad una sala en el centro social El Pilar para que puedan continuar con parte de su actividad.

Como explicó Peñuela, allí continúan con el SEPAP (Servicio de Promoción de la Autonomía Personal), con el que se ha estado atendiendo a un porcentaje muy pequeño, si bien ahora va a llegar al 50% de sus usuarios. Comenzó en septiembre la actividad, si bien «no van todos» los usuarios, puesto que «también hay miedo» a asistir por parte de familiares o los propios usuarios a causa de la pandemia.

Sin embargo, la atención presencial en el resto de servicios ha sido nula. Así ha sucedido en el servicio de estancias diurnas, los grupos de estimulación cognitiva, la atención psicológica y el grupo de terapia.

Algunos de estos programas se están desarrollando de manera online, como clases con la terapeuta o el logopeda y diferentes técnicos, así como también se hacen rondas de llamadas dos veces a la semana con todos los usuarios «para preguntarles cómo se encuentran y si necesitan alguna cosa». Se les ha hecho llegar en algunos casos material para que puedan seguir trabajando desde sus casas, como indicó Peñuela, quien confirmó que se está supliendo de alguna manera la falta del centro con estas actividades aunque el deseo es recuperar cuanto antes sus instalaciones o disponer de otras para poder continuar con sus programas.

Esto último es algo complicado por las características que debe reunir el local y, de hecho, se han visto varios que no han reunido lo necesario, según indicó la presidenta de AFATA. En estos momentos, desde la asociación están a la espera de que les comuniquen si les permiten reabrir su centro de día para proseguir con su labor.

En este sentido, Peñuela  trasladó la importancia de continuar con todos estos servicios y terapias?, dado que «la enfermedad, cuando estás trabajando con ellos, lo frena lo máximo posible» mientras que «estando en esta situación, es mucho más rápido» el deterioro «ya no solo de la persona que lo padece» sino la de su cuidador, muchas veces su pareja, también mayor y con sus propias patologías.

«La pandemia también les está pasando factura», explicó Peñuela, quien señaló que, ante la falta de este apoyo, «no tienen ninguna clase de respiro como tenían cuando su familiar iba al centro de día». Una situación que «está haciendo mella en muchas personas» de la asociación, a la que se ha anunciado recientemente la próxima construcción de un Centro de Atención al Alzheimer, si bien por el momento no hay fecha de inicio de los trabajos.

ATAFES. En el caso de ATAFES, su presidenta, María Bonilla, confirmó que están «a medias», puesto que intercalan cierres y reaperturas constantes con motivo de los cambios en la normativa en función de la evolución de los casos de contagios de coronavirus. Una situación que está afectando a los usuarios, que si bien acuden al centro de la asociación, en la calle Mariano Ortega, lo hacen en un número muy bajo de forma presencial.

Algo que responde ante todo a las restricciones y al aforo impuesto cuando está permitida la apertura del centro. «Mientras que llamas -a los usuarios- , se organiza y demás, de momento ha sido un poco descontrol», indicó Bonilla, quien dijo que esperan que se pueda recuperar pronto una cierta normalidad en cuanto a la actividad.

Esta situación se traduce además en que los usuarios, acostumbrados hasta ahora a disfrutar de una actividad diaria y a reunirse con compañeros, «ahora están un poco descolocados».

«Estamos deseando que terine esto», dijo, exlicando que, de momento, se hacen turnos para cuplir aforos, lo que reduce la asistencia.

En el caso de las familias de los usuarios, también echan en falta atenciones presenciales en consultas hospitalarias como la de psicología porque «por teléfono no es igual, y lo han notado».