La Catedral vibrará hoy con su XIV Batalla de Órganos

A.D.M.
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El exitoso formato del Festival El Greco regresa con un repertorio basado en los Siete Pecados Capitales. Serán los intérpretes Atsuko Takano, Carlo Maria Barile y Pablo Márquez, además del toledano Juan José Montero

Los cuatro organistas que actuarán esta tarde en mitad de un ensayo en la Capilla Mozárabe: Atsuko Takano, Carlo Maria Barile, Pablo Márquez y Juan José Montero. - Foto: David Pérez

Pablo Márquez Caraballo, organista de la catedral de Valencia y titular de la Cátedra de Clavecín del Conservatorio Superior de Castellón, regresa nuevamente a Toledo para participar, junto a su esposa, la organista japonesa Atsuko Takano, acompañados también por el italiano Carlo Maria Barile y por Juan José Montero, director del Conservatorio Jacinto Guerrero, en la XIV batalla de órganos de la Catedral de Toledo. «Es un auténtico placer regresar aquí -explica- para participar en esta promenade en torno a los Siete Pecados Capitales, un recorrido que cuatro organistas realizaremos por el gran conjunto de instrumentos que posee esta catedral, y que la hace verdaderamente única».

Márquez Caraballo considera «muy original» el hilo conductor del programa: una lucha de contrarios que permitirá a los asistentes disfrutar de las diferentes texturas musicales de cada instrumento, pulsados además por cuatro músicos «procedentes de lugares muy distintos de Europa». Cada uno de los Siete Pecados Capitales, continúa, se expresa musicalmente con su respectiva virtud. Un buen ejemplo es la pugna entre Envidia y Caridad a través de Il primo omicidio, de Scarlatti -la lucha de Caín y Abel-, que ejecutarán Atsuko Takano y él desde los teclados del órgano de Berdalonga, uno de los dos instrumentos del siglo XVIII situados en el Coro del templo. 

«Aunque también destacaría la representación de la Pereza a través de El Verano, de Vivaldi -uno de cuyos tres movimientos, allegro non molto, se nombra «languidezza per il caldo»-, o de la Lujuria por medio de Susana, de Correa de Arauxo». Además del repertorio escrito del programa, el organista valenciano pone el acento sobre las improvisaciones, «algo que, en un escenario como el de la Catedral de Toledo, tiene un carácter casi místico, porque nunca más se volverá a repetir».

Comparte el mismo interés por la dimensión simbólica del repertorio el organista Carlo Maria Barile, consciente de que en ciudades como Toledo, «donde se han sucedido cultura tras cultura» durante tantos siglos, han llegado hasta nosotros lecturas que van desde lo bíblico hasta lo esotérico. «Siete pecados y siete virtudes, sí pero también podríamos hablar de siete planetas, siete metales..., haciendo una correlación simbólica que no solo tiene que ver con el pasado, sino también con el presente».

Todos coinciden a la hora de destacar los instrumentos, como el Órgano del Emperador, situado a la altura de la puerta de los Leones, cuya caja es la propia piedra del edificio, lo que le confiere una poderosa sonoridad, «o el Órgano de Berdalonga, que posee tres teclados, algo muy inusual en España -donde lo normal son dos registros- y sumamente caro, ya que el material en el que estaban hechas las teclas era el marfil (lo que llevaba en muchos casos a invertir el cromatismo del teclado, para economizar)». Según Pablo Márquez Caraballo, «en ese tipo de detalles puede advertirse no solo la riqueza material de la Catedral de Toledo, sino la importancia que se daba a sus instrumentos, cuyo valor la convierte en una de las más destacables del mundo».