Ángel Monterrubio

Tente Nublao

Ángel Monterrubio


Extraño asalto

06/10/2021

Extraño asalto
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«Aquella mañana de primeros de noviembre del año 1926 el coche había salido de la ciudad por la calle Trinidad»
Ramiro Alonso-Castrillo Bayón, sexto marqués de Casa Pizarro, Senador del Reino, tenía la mayor parte de sus propiedades en Talavera, El Puente del Arzobispo y, fundamentalmente, en Alcaudete de la Jara, allí estaban sus mejores fincas: la dehesa de ‘Montejicar’, con un caserío muy bien acondicionado donde pasaba con su familia algunas temporadas, ‘La Marquesita’ y ‘Navarro’, por tanto era frecuente verle por las carreteras comarcales caballero en su automóvil guiado por su chófer y acompañado por su administrador.
Aquella mañana de primeros de noviembre del año 1926 el coche había salido de la ciudad por la calle Trinidad y enfilaba entre acacias y huertas la carretera que llevaba a Hinojosa de San Vicente. Al volante, perfectamente uniformado, el mecánico-chauffeur, Alfonso García Cabrera y en el asiento posterior la señora marquesa con el administrador para devolver una visita de cortesía en una finca cercana. A unos 7 kilómetros de Talavera, aprovechando el estrechamiento del puente del arroyo de Las Parras, tres individuos puestos en mitad de la calzada y con aspavientos los obligan a detenerse, ya parado el coche ordenan al conductor que levante los brazos por encima de la cabeza, amenazándole con pegarle un tiro si se le ocurría mover el coche.
Los asaltantes, a cara descubierta, abrieron la puerta trasera, dieron los buenos días y por turnos, muy ordenadamente, y sin perder los estribos, empezaron a increpar a la señora marquesa y al administrador con proclamas sobre igualdad, derechos y justicia, a cada uno lo suyo, media hora duró la sesión de terapia. Se despidieron educadamente, cerraron la puerta y les dijeron que podían continuar su camino.
Los asaltados, atónitos y sin que le llegara la camisa al cuerpo, dieron la vuelta para Talavera, dejaron a la señora marquesa en una casa de confianza para que se le pasara el susto y el chofer y el administrador fueron al cuartel de la Guardia Civil a denunciar la detención. Los guardias del cuartel de Hinojosa de San Vicente llevaron la investigación, tras las pesquisas y cuadrar las señas, notificaban a los pocos días al Gobernador Civil para informar de la detención en San Román de los Montes de Miguel Apolonio y los hermanos Antonio y Mateo Palacios, los tres se confesaron sin rodeos autores de aquel suceso, preguntados por el móvil que los había impulsado a cometerlo, aseguraron que no tenían ninguno, que, simplemente, se lo había pedido el cuerpo.