La extrañeza inquietante de lo cotidiano

Redacción / Toledo
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La fotógrafa y cineasta Carolyn Marks Blackwood, ganadora de un Oscar y con otras nueve nominaciones, expondrá en la Colección Roberto Polo, por vez primera en España, su obra fotográfica

La extrañeza inquietante de lo cotidiano

La Colección Roberto Polo. Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha (CORPO) inaugura este miércoles la muestra fotográfica de la artista estadounidense Carolyn Marks Blackwood que lleva por título ‘The Story Series (2013-2017)’. Se trata de 60 fotografías de gran formato que podrán verse hasta el 8 de enero en la sala de exposiciones temporales del museo.

La artista, ganadora de un Oscar y 9 veces nominada por la Academia, estará acompañada el miércoles en Toledo por Roberto Polo y el director artístico y fundador del museo, Rafael Sierra. El acto inaugural se celebrará a las 20:00 horas.

Carolyn Marks Blackwood (Anchorage, Alaska, 21 de agosto de 1951) es una artista polifacética que dio sus primeros pasos en la canción de autor para llegar a la fotografía después de una dilatada y premiada carrera en el cine, como guionista y productora al frente de Magnolia Mae Films.

Su fotografía es heredera de su vasto acervo cinematográfico y literario, pictórico y musical: sus imágenes, acompañadas siempre de una sucinta y sugerente leyenda, son como fotogramas extraídos de una película que apela a la complicidad psicológica del espectador. Contemplar las fotografías de Carolyn Marks Blackwood exige la aventura imaginativa de dibujar a sus protagonistas y trazar el desenlace de laescena.

Utiliza la artista un tamaño monumental que acentúa el poder cautivador de sus imágenes, que son paisajes naturales, mayormente bajo la tormenta; casas donde la vida es solo un recuerdo o una emoción de futuro: jamás aparece la figura humana; carreteras de trazado incierto, y la luz dramática de la naturaleza, en ocasiones sobresaltada por una bombilla o una lámpara en la penumbra.

Marks Blackwood, nacida en el extremo entorno de Alaska, muy pronto se trasladó con su familia a vivir a Nueva York, donde creció y se formó como artista urbana, hasta que en 1999 se muda con su actual pareja a la ribera del Hudson, donde dice que el paisaje ha cambiado su vida. Su estudio y su cámara permanentemente asomados al río, que fotografía sin cesar bajo la luz y las sombras de la noche y el día, siguiendo el paso de lasestaciones.

De su obra ha destacado la crítica especializada su ambigüedad, que estimula la introspección e interpretación subjetivas, planteando al espectador cuestiones existenciales que probablemente haya querido evitar por temor o por la valentía que requiere su respuesta. Se escondió detrás del árbol, inundada de memoria; era apenas soportable. Sabía que debía dejar de correr y obligarse a conocer la verdad. Incluso en medio del terror podía sentir la belleza: son ejemplo de los mensajes que se leen al pie de sus fotografías.

Su fotografía se considera conectada al Simbolismo y al Surrealismo, y tal vez sea ésta la principal razón y el gran significado que adquiere en el contexto de la Colección Roberto Polo, cuya esencia radica en los movimientos de la vanguardia europea y su continuidad hasta llegar al arte contemporáneo y abarcar los confines de la otra orilla del Atlántico, hemisferio norte. También se ha subrayado, en sus previas y aplaudidas exposiciones internacionales, el concepto romántico de la «extrañeza inquietante» (unheimlich, noción acuñada por el filósofo Friedrich Schelling), que provoca que los actos o escenarios más cotidianos se transformen en episodios oníricos, como sin duda lo son sus paisajes.

Esta cualidad intelectualmente romántica, y estéticamente emparentada con lo gótico, viene acentuada por las tonalidades y los colores dramáticos de la naturaleza que retrata y que jamás altera en su laboratorio. Juega apenas la artista con su sentido visual, su capacidad discursiva y los encuadres, que refuerza cortando, ensalzando o enmarcando fragmentos por motivos que exige la composición final, donde ella pone el marco, siempre negro, y el espectador, el devenir de la historia quesecuenta.