«En la pandemia he visto mujeres supervalientes»

C.S.Jara
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Silvia Granado ha vivido la pandemia desde su farmacia con jornadas interminables y reivindica el papel de las mujeres en primera línea

«En la pandemia he visto mujeres supervalientes» - Foto: Manu Reino

El desabastecimiento de material sanitario fue uno de los primeros problemas que las farmacias padecieron en la pandemia. Silvia Granado lo recuerda bien. No había mascarillas, ni guantes, ni  gel hidroalcohólico y en los primeros momentos no tenían siquiera los analgésicos más comunes como el Paracetamol o el Ibuprofeno o un simple termómetro. El papel higiénico fue lo más llamativo, pero en aquellas semanas se hizo acopio de casi todo, hasta de leche infantil. «Febrero y marzo fue una locura», recuerda ahora Silvia Granado, que lleva dos años al frente de su farmacia en la avenida de Pío XII. «Nos sentíamos responsables de no poder dispensar algo tan básico, te indigna por tu profesión».   

«Lo hicimos bien, no nos contagiamos ninguno», afirma ahora con la distancia y todavía con el recuerdo de la ansiedad pasada. Silvia tuvo que echar mano del valor para enfrentarse cada día a agotadoras e interminables jornadas, a la presión añadida del desabastecimiento y a otra seguramente peor, la de no poder protegerse ellos mismos por falta de material. «Estuvimos usando la misma mascarilla casi un mes seguido, porque no teníamos y no éramos capaces de conseguirlas», recuerda sobre las primeras que usaron, ni siquiera aptas para contrarrestar el virus. 

No olvida las que les facilitó la Unidad Militar de Emergencias, que patrullaron por Talavera en las primera semanas del estado de alarma. Después, cuando fueron consiguiendo el material sanitario que tanto se demandaba lo primero que hizo su farmacia fue donar guantes y mascarillas a la policía: «Venían con bufandas o con las que se hacían». 

Eran momentos en los que a la farmacia acudían en busca de medicamentos personas con síntomas, también sin ninguna protección, y en los que casi nadie respetaba la distancia a pesar de que se colocaron las góndolas delante de los mostradores para evitar la proximidad.

No obstante, para Silvia el miedo real llegó cuando la muerte dejó de ser algo lejano. El padre de una amiga, un médico de 53 años, fue la víctima del Covid que le hizo poner los pies en el suelo: «Ahí fue cuando ya nos asustamos, ahí empezó el miedo de verdad». 

Este 8 de marzo hay más motivos para reivindicar, asegura Silvia Granado: «Este año más que nunca, porque la mujer ha demostrando estar en primera línea en muchísimos sitios». Cita a las sanitarias -«lo han pasado muy mal»-, pero también a las peluqueras o a las que están al frente de comercios, entre otras muchas: «En esta pandemia lo que más he visto son mujeres en primera línea, mujeres supervalientes». 

«No me ha gustado nada que se haya culpado a las mujeres por el 8M, como si esos días no hubiera habido partidos de fútbol ni aviones llegando desde Italia», afirma sobre la criminalización de las manifestaciones de mujeres de 2020: «En eso ha habido un ataque a la mujer».