Las obras de rehabilitación que la empresa talaverana Artectum está acometiendo en una vivienda en el número 9 de la calle Corredera del Cristo han sacado a la luz una columna del soportal que existió en esta parte de la vía entre los siglos XVI y principios del siglo XX. Como explicó a La Tribuna el gerente de Artectum, José Ignacio Blázquez, se está trabajando en una de las casas de las pinturas murales, en concreto el inmueble que ocupaba antes el negocio ‘La Canastilla’, que tenía en su fachada un recubrimiento de madera que, al retirarse, permitió descubrir una serie de columnas de hierro fundido. Ello llevó a modificar el proyecto original con el fin de incorporar estas estructuras que formaban parte de cierres metálicos del negocio que allí existió.

Sin embargo, con posterioridad se tapó y no ha sido hasta ahora cuando se han vuelto a ver. Un hecho ante el que por parte de la constructora presentaron al Ayuntamiento una nueva propuesta encaminada a recuperar el escaparate de principios del siglo XX del que formaron parte.

Como explicó Blázquez, se planteó poner en valor esas columnas de hierro fundido que estaban ocultas y recuperar la esencia de principios de siglo. Para ello, se dejaron los pilares exentos y se retranqueó la fachada para hacer «una alusión a lo que era el soportal antiguo». 

Hallan una columna del soportal sur de la calle Corredera - Foto: Colectivo ArrabalUna vez iniciada esta tarea, fue cuando destaparon la columna del soportal sur de la Corredera del Cristo, oculta entre los años 1905 y 1915 aproximadamente. Se trata de un descubrimiento inédito porque, hasta la fecha, es el único vestigio del soportal que limitaba esta calle. Como recordó el arqueólogo que se ocupa del seguimiento de la obra, César Pacheco, la calle Corredera del Cristo estaba limitada, en ambos lados, por soportales que daban acceso a los comercios, si bien en la actualidad solo quedan los de dos casas en el lado norte.

Sin embargo, como detalló Blázquez, el soportal sur era más antiguo, más ancho y de mayor calidad constructiva. Además, dijo, era doble, con dos columnas contiguas, cada una de las cuales soportaban la parte de las cargas de la casa correspondiente.

Integración de la columna. Ante este hallazgo, se ha optado por integrar la columna, de estilo toscano, en el proyecto. Así, pese a no poder recuperar el soportal, se procederá a «poner en valor» esta estructura «para que se vea». Se dejará exenta y se iluminará por la parte inferior «y será como un foco de atención del local comercial». Se podrá contemplar además desde el interior del inmueble, que contará en su zona inferior con un local comercial y en la superior tendrá uso de vivienda particular.

A través de este proyecto de rehabilitación se podrán conocer dos momentos de la fase evolutiva de la casa y de la propia calle, así como del tratamiento y transformación de los soportales, según destacaron Pacheco y Blázquez.

Además, la intervención arquitectónica se ha planteado con la intención de recuperar a través de su fachada «ese esplendor de principios del siglo XX», que se combina sin embargo con un interior adaptado a las demandas y necesidades actuales.

soportales. Pacheco subrayó que la importancia de este hallazgo responde precisamente a que es «el único testimonio que tenemos del flanco sur de la Corredera de elementos relacionados con los antiguos soportales». Como indicó, estos soportales se encontraban tanto en la calle Corredera como en parte de la calle Carnicerías y la plaza del Reloj.

«Era un elemento del urbanismo tradicional que posiblemente se hereda de la zona de Castilla y León, de la zona de Ávila» y que supone «una solución muy práctica ante las adversidades climatológicas del sol y de la lluvia».

Pacheco añadió que la tipología de casas de este entorno de la Corredera son casas-tienda, a excepción de algunas, y de ahí que encontrar «este tipo de elementos sustentantes de los antiguos soportales es una noticia excepcional». Al respecto, el arqueólogo indicó que tan solo se conocía de su existencia por fotografías y documentos del Archivo Municipal.

En concreto, se refirió a un plano de 1894, año en el que el Ayuntamiento elabora por vez primera un plan para intentar enajenar el tramo de soportal situado entre la muralla de la torre del Reloj y la de la capilla del Cristo «para que los comerciantes se quedaran con ese trozo de vía semipública». Todos, dijo, optaron por comprar ese trozo de terreno y lo que hicieron fue «avanzar la fachada de sus tiendas hacia la línea exterior del soportal».

Algo que se llevó a cabo a finales del siglo XIXy principios del XX, momento en el que cada comerciante comenzó a hacer este cerramiento, y fue ya entre 1905 y 1915 cuando se instalaron las columnas metálicas para los cierres, eliminando en muchos de los casos los antiguos elementos sustentantes, como el que se ha hallado a raíz de estos trabajos.