Nacho Serapio y José Antonio Marín, subcampeones del Mundo

J. M. Loeches
-

Los deportistas de Yuncos tuvieron una actuación destacada en Minneapolis

Nacho Serapio y José Antonio Marín, subcampeones del Mundo

Hace cien días, dos expertos en artes marciales de más de 40 años residentes en Yuncos decidieron emprender una nueva aventura: volver a ponerse en forma y competir una última vez. Pero no iban a hacerlo en un lugar cualquiera, ya que acudieron a Minneapolis, en los Estados Unidos, para competir los días 1 y 2 de noviembre en la edición número 42 de los Diamond Nationals World Karate Championships, uno de los torneos más importantes de la Liga Naska americana, conocida como la NBA de las Artes Marciales.

Así las cosas, Nacho Serapio se proclamó subcampeón del Mundo en Kata y tercero del Mundo en Kobudo (kata con armas) y en Combate. Por su parte, su compañero, José Antonio Marín acabó subcampeón del Mundo en Kobudo, tercero del Mundo en Kata y cuarto en Combate (finalista).

Además de todo ello, completaron su aventura con un viaje, antes del citado torneo, a Colombia, donde llegaron ya con más de 10 kilos menos que cuando comenzaron su entrenamiento. Asimismo, estuvieron impartiendo seminarios y entrenando a 2.600 metros de altura para llegar más preparados a su cita americana.

 «Nuestro objetivo principal fue meternos un plus de motivación y a la vez demostrar que cuando se quiere se puede, y que ni la edad ni la mala condición física, ni las ocupaciones laborales o familiares, deberían ser un impedimento para luchar por hacer nuestros sueños realidad», reconocen los toledanos.

«Somos consciene que nuestro ‘target’ de seguidores principal es gente de nuestra misma edad, y hemos querido con este ‘Reto de los 100 días’ animarles y demostrarles que siempre hay tiempo para hacer lo que queramos, aunque haya que sacrificarse un poco», añaden.

Finalmente, sobre el nivel del campeonato, reconocen que fue «simplemente espectacular». Incluyen que aquí «estamos aún a quince o veinte años por detrás de lo que allí pudimos ver; sin lugar a dudas tuvimos mucha suerte de poder obtener medalla». Y es que, «cuando llegamos allí y vimos lo que había, no nos lo podíamos creer...», admiten Serapio y Marín.