"Conduzco al lector hacia agujeros negros de la historia"

Lola Morán Fdez.
-

Javier Sierra (Teruel, 1971), escritor y periodista, es autor de un total de diez obras, seis de ellas novelas de gran éxito internacional, entre las que se encuentra 'El Fuego Invisible', con el que se alzó con el Premio Planeta 2017

"Conduzco al lector hacia agujeros negros de la historia"

Ha ofrecido hace unos días una conferencia en Talavera sobre su obra ‘El maestro del Prado’ dirigida de manera especial a alumnado de institutos de la ciudad que ha trabajado sobre su  obra, ¿cómo ha sido dirigirse a este público?

Partía de una posición ventajosa, porque ‘El maestro del Prado’ es la historia de un joven Javier Sierra, prácticamente un adolescente que acaba de terminar sus años en el instituto y acaba de matricularse en la universidad en Madrid. Ycómo en ese viaje de un chico de provincias a la capital se encuentra con el Museo del Prado y todos sus tesoros, y con alguien, que es este maestro que da título a la novela, un tanto misterioso, que es el que le inicia en esos secretos.

Yo lo que he pretendido en mi charla es convertirme en ese maestro para los alumnos, ser el que les inicie a ellos en los secretos de la interpretación del arte y en explicarles cómo el arte tiene a veces claves de lectura que no son las obvias pero que le dan una dimensión a lo que estamos contemplando mucho más profunda, mucho más trascendente de lo que creemos. Y ese ha sido el propósito de la charla, fue el propósito del libro cuando lo escribí, y para mi es una recompensa poderlo transmitir a lectores tan jóvenes.

Su último trabajo publicado es ‘El fuego invisible’, con el que ha obtenido el Premio Planeta 2017, ¿considera que es su mejor obra hasta la fecha?

Mi pretensión como autor es que siempre mi última novela, mi novela nueva, sea la mejor. Y es mi pretensión, no solo mía, sino de todo aquel que de alguna manera practica un oficio artístico o un trabajo de estas características. Porque en la última obra, digamos que se condensa todo el aprendizaje, toda la sabiduría, todos los errores y los aciertos de las anteriores obras. Así que sí, desde ese punto de vista creo que ‘El fuego invisible’ es mi mejor novela, pero espero que no sea la mejor que escriba, espero que vengan otras muchas en el futuro todavía mejores. 

Su nombre sonaba desde hace años para este galardón, ya tocaba siendo además uno de los autores más vendidos, ¿qué cree que valoran los lectores en su obra?

Bueno, yo lo que creo es que les abre horizontes mentales, les hace descubrir nuevas interpretaciones sobre cuestiones que creían saber, les lleva a lugares tanto exóticos como cercanos, pero se los acerca desde una perspectiva sazonada por la intriga, por la tensión, por el misterio, que siempre lo convierte todo en mucho más interesante, en mucho más vívido.

A fin de cuentas, creo que lo que más valoran de mi obra, lo sé porque me lo dicen, es que aprenden mucho con las novelas. Y eso me encanta, porque una de las funciones de la literatura supremas, más allá del entretenimiento es desde luego el aprendizaje, el poder enseñar, y a mi me encanta poder aunar esas características en mi literatura. 

En sus novelas relata historias que introducen al lector en otros mundos, ¿qué parte de realidad y de ficción se combinan en su obra?

Bueno, yo lo que intento es partir siempre de hechos documentados, de situaciones históricas reales, de hecho invierto una buena parte de mi tiempo en investigarlas, antes deponerme a escribir, pero al final siempre conduzco al lector hacia esos agujeros negros de la historia para los que nadie ha encontrado explicación. Y en mis novelas trato de encontrarla, utilizando probablemente el ingrediente más poderoso que tenemos los humanos en nuestra mente, que es la imaginación.

Con esa pizca de imaginación puedo contribuir a interpretar un enigma histórico o un gran misterio del pasado sin tener que forzar demasiado la verdad. Lo que hago es simplemente documentarme al máximo, utilizar la lógica y una pizca de imaginación para cerrar el círculo. 

¿Ha encontrado respuestas a alguno de los misterios sobre los que ha investigado?

Sí, en algunos de estos trabajos de investigación sí que he podido cerrar algunas conclusiones. Por ejemplo, en una novela que ahora acaba de cumplir quince años y que se reedita en estos días, que es ‘La Cena Secreta’. Yo le encuentro una interpretación a los muchos factores anómalos que Leonardo Da Vinci dejó  en su obra ‘La última cena’, que es el mural que pintó en 1497 para el duque de Milán. Es una obra en la que por ejemplo Jesús y los Doce aparecen sin halos de santidad, donde no hay carne en la mesa, no está el cordero pascual, donde no hay ni siquiera Santo Grial, en fin, hay un montón de elementos muy atípicos en esa cena, que todos cobran sentido desde la perspectiva que propone la novela.

Y es que Leonardo Da Vinci, en aquellos años, estuvo en contacto con una herejía, con una secta cristiana muy perseguida que eran los cátaros y que consideraban que Jesús no era más que un hombre, que la carne era un alimento pecaminoso que no debía consumirse bajo ninguna circunstancia y pensaban también que Jesús no murió en la cruz y que no debía ser representado nunca en una cruz. Leonado Da Vinci jamás pintó a Jesús en una crucifixión, fue una de las cosas que se negó a hacer.

Bueno, pues todo eso encontré digamos una interpretación plausible haciendo una investigación histórica sobre la Última Cena.

No es desconocida su afición por lo mágico y lo sobrenatural, ¿qué investigación le ha cautivado más hasta el momento?

A mi me costaría también elegir una, porque en todas he puesto toda la carne en el asador. He estado muy implicado recorriendo cada uno de los escenarios, investigando hasta la saciedad cada uno de los detalles, y me costaría quedarme con una.

Quizá la más reciente, la que tengo más viva ahora mismo es toda la investigación que hice precisamente sobre el Grial para documentar la trama de ‘El Fuego Invisible’. El Grial que nosotros pensamos, sobre todo cuando se estudia en Literatura, que es una materia que se acuña en centroeuropa, que ilumina a los trovadores medievales de Francia, del sur de Inglaterra, de Alemania y que nos parece muy ajena, en realidad el Grial, la historia del Grial, nace en la Península Ibérica, nace en los Pirineos, en la época de la Reconquista.

Fue probablemente un cuento propagandístico de la época, utilizado por los Reyes de Aragón en un principio, y esto que no se nos cuenta en las universidades o cuando estudiamos Literatura o Historia de la Literatura, me pareció que era un hallazgo lo suficientemente interesante como para articular una novela en torno a ello.

De esa intención surgió ‘El Fuego Invisible’ y el Premio Planeta.

¿Ha sido su investigación más compleja?

No, cada obra tiene su complejidad. Yo recuerdo por ejemplo ‘El Ángel Perdido’, es una novela que publiqué en 2011 y que me obligó, entre otras cosas, a calzarme las botas de alta montaña y a escalar el Monte Ararat, que es una cumbre de 5.000 metros de altura, que está en la frontera entre Armenia, Irán y Turquía, y donde todas las leyendas de Asia sitúan el lugar donde encalló el Arca de Noé.

Yo fui en busca del Arca de Noé con César Pérez de Tudela, uno de los grandes alpinistas españoles, no lo encontramos, pero sí que nos quedamos a las puertas de los glaciares, donde se cree que podía estar sepultado algún resto de aquel barco. Y el viaje me resultó tremendamente estimulante a la hora de escribir aquella novela. Claro, también supuso un grado de dificultad y de entrenamiento que fue duro y complejo, pero todo eso creo que al final tiene como resultado una obra mucho más realista, más activa, más de verdad, y el beneficiado último siempre es el lector.

¿De dónde surge su creatividad?

Bueno, fui siempre un niño muy curioso, y desde muy pequeño digamos que me sentí fascinado por los libros que me contaban historias, por las obras de Robert Louis Stevenson, de Julio Verne, de Emilio Salgari, toda esta constelación de autores a mi me dejaron un poso muy profundo y me hicieron muy aficionado a las novelas de aventuras. Pero para poderme satisfacer, tenía que haber siempre detrás algún tipo de inquietud cultural, de misterio histórico real, y decidí combinar ambas cosas, esa novela de aventuras con los misterios históricos. Y de ahí surge una fuente inagotable de creatividad, porque estamos rodeados de misterios, lo que ocurre es que muchas veces no tenemos el tiempo para fijarnos en ellos y desmenuzarlos.

Pero lo cierto es que vivimos inmersos en un mundo que no terminamos de conocer nunca. 

¿A la hora de escribir piensa en qué le puede gustar al público?

No, yo no tengo muy en cuenta ese factor, porque al final eso me haría caer quizá en una literatura muy apegada a la moda del momento, y las modas son pasajeras. Mi voluntad es escribir libros que puedan leerse dentro de cincuenta años, o de sesenta o quién sabe si más.

Por lo tanto, trato de no dejarme condicionar demasiado por ello, sin olvidar que, al fin y al cabo, yo también soy público lector. Por lo tanto, yo que leo, sé lo que quiero leer, y sé qué libros me gustaría encontrar en un anaquel y a veces me cuesta encontrarlos. Cuando eso sucede, es cuando yo me decido a escribirlos. 

¿En qué está trabajando ahora?

Bueno, estoy reuniendo ya materiales ya para una siguiente novela y confío que en los próximos meses me pondré a trabajar lo que es en el proceso de escritura, que es la última fase. La más larga y también la más fascinante es la fase de documentación, y después ya cuando te pones a escribirlo, pues digamos que ya es un trabajo que va sobre ruedas.

¿Nos puede avanzar algo?

No, no puedo decir nada, eso es el secreto mejor guardado, no lo sabe ni mi editor (risas).

¿Y cómo se afronta la creación de un nuevo trabajo tras haber recibido el Premio Planeta?

Bueno, hay un factor de responsabilidad, cuando uno ha publicado una novela que se ha convertido en Premio Planeta y en una obra de muchísimo recorrido y de mucho alcance, uno siente la responsabilidad de trabajar en una trama que esté a la altura de todos esos lectores, los de siempre y los nuevos que han llegado a mi literatura.

Pero más allá de eso yo creo que lo que hay es una emoción contenida, la emoción de saber que estás trabajando en algo que crees que va a gustar, y la impaciencia de poderlo terminar para compartirlo cuanto antes con los lectores.