Joselito y Talavera: Mito e Historia

César Pacheco
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El colectivo Arrabal presenta el día 28 el libro "Joselito y Talavera: 100 años (1920-2020)"

Joselito y Talavera: Mito e Historia

Decía el comediógrafo griego Menandro que «los preferidos de los dioses mueren jóvenes». Cita lapidaria en toda la extensión; juventud y muerte trágica unidas en el mismo espacio escénico. En este caso, un ruedo, un coso donde se debate la lucha ancestral entre el hombre y el toro, el héroe Perseo y el Minotauro quizá.  De los ritos táuricos y taurinos se pasó a los juegos del toro en la sociedad medieval y moderna que perviven en la cultura contemporánea. Es tanta la importancia que tiene como hecho cultural el toreo y  la tauromaquia en el legado hispánico que la historiografía no puede pasar por alto esta manifestación antropológica. Porque, por muy cruel y sangrienta que resulte la llamada fiesta nacional, es materia de estudio histórico como lo es la Inquisición, las guerras civiles, las epidemias, las represiones postbélicas o cualquier otro proceso de dolor y muerte presente en el devenir histórico.

Y con ese objetivo, un colectivo de investigadores hemos aunado esfuerzos para analizar desde la metodología histórica uno de los acontecimientos más relevantes del siglo XX en Talavera y en España: la muerte del diestro José Gómez «Gallito» conocido como Joselito, en la plaza de Talavera de la Reina el 16 de mayo de 1920. Un suceso que conmocionó a una sociedad española inserta en una difícil coyuntura política y social, y como hoy, recién salida de una grave pandemia, la gripe de 1918. Podría resultar anecdótico el hecho de la muerte por cogida de un toro, de un lidiador en una plaza de provincias, pues hubo ya para entonces toreros fallecidos por faenas en distintos cosos; lo especial es que se trataba de una figura mediática de primer orden como era Joselito que, junto con Belmonte, copaban la mayor parte de las pasiones de la afición taurina en esa España que despertaba a la modernidad arrastrando todavía la resaca decimonónica decadente del 98.

La tragedia griega está servida en el caso. El héroe convertido en mito, muere ante la inexorable fatalidad: el fatum, dirían muchos, había querido que fuera a Talavera y que un toro de la ganadería local acabara con su vida. Con ello el joven dios que había revolucionado el toreo con su forma de lidiar alcanza el «sublime martirio» y es acogido en el Olimpo de los privilegiados. Y con su muerte consigue colocar a Talavera de la Reina en el punto de mira de toda la nación. Esta pequeña ciudad, que intenta levantarse entre el pasado recalcitrante y el progreso emprendedor, será testigo de la tragedia. El coso taurino talaverano pasa a convertirse en un santuario martirial del héroe.

Precisamente trato este asunto en uno de los capítulos de nuestro nuevo libro Joselito y Talavera. Cien años 1920-2020, editado por el colectivo Arrabal de Talavera. Un trabajo de colaboración multidisciplinar, caleidoscópico. Pues se pretende enfocar un hecho histórico como la corrida y muerte de Gallito en Talavera desde la óptica de una efeméride que permite ahondar en la abundante historiografía publicada a lo largo del tiempo, las fuentes hemerográficas, la producción icónica y artística, y por supuesto, la literaria.  

He tenido el privilegio de coordinar este equipo donde participan la doctora Araceli Guillaume de la Universidad de la Sorbona, que se ocupa de la tradición taurina en Talavera desde el siglo XVI al XX, como un poso antropológico indudable de la cultura talaverana. El académico de la Historia Jaime Olmedo, gran conocedor de la figura del diestro, nos habla del panorama de la tauromaquia en Talavera desde finales del siglo XX hasta la muerte de Joselito en 1920. Otro asunto de vital importancia, que ha estado cargado de polémica desde los primeros momentos, ha sido las circunstancias médicas de la muerte, la infraestructura sanitaria en la plaza y los responsables de la atención al torero agonizante. Todo ello analizado con rigor por el doctor en Historia de la Medicina Juan Atenza. Los escenarios del suceso, la ciudad y la plaza de toros, son desarrollados en sendos estudios por mi compañero Benito Díaz, doctor en Historia Contemporánea, que nos enmarca la situación social, política y económica de la Talavera de 1920, y por Vicente Molina, doctorado en Historia del Arte, éste último aportando documentación valiosa de la historia del ruedo talaverano desde el punto de vista arquitectónico. El doctor en Literatura, el profesor Pablo Rojas, desgaja en su artículo la producción literaria local de poetas, escritores o periodistas sobre la muerte de Joselito. Y por último se añade la publicación de un manuscrito inédito del que fuera cronista local, Almiro Robledo, sobre la historia de la plaza, el toreo y Joselito en Talavera con motivo del 50º aniversario de su muerte, en 1970.  El libro viene prologado por uno de los miembros destacados del Club Taurino Talaverano, el veterinario Álvaro Muñoz. La implicación del Ayuntamiento, a través del Órgano Local de Cultura, ha sido importante para sacar adelante el proyecto.

La contribución de Arrabal para la historia de la ciudad queda una vez más patente con este libro, que va más allá del oportunismo de una conmemoración centenaria. Es el afán de colaborar en el conocimiento de las claves históricas de Talavera de la Reina lo que nos mueve, más allá de las posiciones taurófilas o antitaurinas del equipo autor de la obra.