Hay quien ve más allá de la copa y el tronco de un árbol. Lo decía bien alto el conocido novelista y dramaturgo Reinaldo Arenas: «Los árboles tienen una vida secreta que sólo les es dado conocer a los que se trepan a ellos». Quizá se quedó algo corto porque también saben susurrar buena música. En este empeño se encuentra el músico Miguel Ángel Nava, que ha organizado dos paseos pedagógicos por distintos espacios del Casco para aprender a escuchar la música de estos ‘gigantones verdes’ que muchas veces pasan desapercibidos a pesar de su belleza, de su especie o de su situación estratégica.

El Festival Internacional de Jazz ‘Ciudad de Toledo’ ha regresado, a pesar de las circunstancias sanitarias, con su vigesimotercera edición, cargada de novedades, conciertos con músicos de gran proyección e iniciativas curiosas como la que se le ha ocurrido a Nava, un músico que adora el jazz y ha participado en anteriores entregas.

«Se trata de una oportunidad para establecer un diálogo entre las plaza, los árboles del Toledo antiguo y el jazz», explica el músico. La actividad se realizará hoy en dos pases, uno ya realizado al mediodía y otro a las 17 horas,  para dos grupos de alumnos del Conservatorio ‘Jacinto Guerrero’ y la Escuela Municipal de Música. Las restricciones sanitarias obligan a establecer un aforo de diez alumnos por paseo, pero Nava mantiene la ilusión y espera que la iniciativa cale y guste porque es creativa, repasa el jazz desde sus inicios hasta la época actual y ayudará a disfrutar y sentir de esa simbiosis tan especial de la naturaleza con la música.

Plátano de los Jesuitas.«Cada árbol cuenta con una canción» que los participantes podrán descargarse en sus móviles a través del código QR una vez que el músico realice una pequeña intervención. Nava ha creado un itinerario singular que recorrerá distintos lugares y plazas, como la de Virgen de Gracia, Cardenal Silicio, SanRomán, y Santo Domingo el Antiguo, entre otras. A la hora de diseñar la ruta ha tenido que dejar fuera otros muchos enclaves y rincones del Casco y de extramuros, pero el tiempo manda en este paseo pedagógico y musical.

El olmo y el almez de la plaza del Ayuntamiento, la palmera de San Bartolomé, la higuera del jardin del Museo del Greco, el plátano de los Jesuitas, el naranjo de San Gil o los cipreses de San Román y la plaza de Garcilaso han sido algunas de las paradas tan pedagógicas como musicales. A la ruta de este mediodía han acudido los concejales de Cultura y de Parques y Jardines, Teo García, y Marta Medina, respectivamente.

La música es protagonista, pero sin desmerecer a los árboles que apuntan alto, que sobresalen en rincones y velan día y noche cerca de monumentos y de plazas desde hace muchos años.

«No soy de Toledo, aunque la conozco bien, y esta vez he tenido que abrir bien los ojos» para organizar esta ruta. A Nava, un apasionado de la botánica, le llama la atención la escasez de especies  en el Casco, pero cree que se suple porque las  que hay abrigan sitios privilegiados. «Es muy curioso ver varias palmeras canarias en el ábside de la Iglesia de San Bartolomé o una parra, aunque no sea un árbol en sí, de doce metros ocupando una fachada que pasa desapercibida».

Cipreses de San Román.Nava echa en falta tener más tiempo para realizar otros recorridos fuera del Casco y adentrarse en las vegas del río, con muchos más ejemplares y de mayor antigüedad, pero la única manera de haber incluido la zona era desplazándose en autobús o bicicleta.

El músico no descarta organizar otras rutas musicales en la ciudad más adelante como ha realizado ya en Madrid y tiene pendiente en Segovia. Ideas no le faltan a su espíritu inquieto e investigador que combina con su labor como docente y sus actuaciones en grupos, uno de ellos de música antigua.

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