Espiritualidad, poesía y música a beneficio de Afanion

Ana María Jara*
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Bajo el título 'Examen de Amor', la Catedral Primada acogió el concierto benéfico a favor de Afanion. Los textos de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús en el 450 aniversario de su encuentro fueron recitados por el actor Emilio Gutiérrez Caba

Espiritualidad, poesía y música

 

Bajo el título 'Examen de Amor', la Catedral Primada acogió el concierto benéfico a favor de Afanion, Asociación de familias de niños con cáncer, organizado por la Hermandad de la Esclavitud de Nuestra Señora del Sagrario, el Cabildo de la S.I. Catedral y con la colaboración de la Obra social 'La Caixa'. 

Los textos de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús en el 450 aniversario de su encuentro fueron recitados por el actor Emilio Gutiérrez Caba y puestos en música en la interpretación del barítono Luis Santana y el pianista José María Verdejo.

La música siempre ha sido el medio que ha encontrado la forma de apelar a nuestros sentimientos más profundos y el amor es quizá el más universal de ellos. El amor entendido en todas sus formas y variantes, el que nos mueve hacia la bondad y la solidaridad, el amor que une y libera fronteras. Si la música suena con carácter benéfico, ha entendido su función de hermandad entre iguales. Los textos de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús han atravesado los límites de la mística y son parte de nuestra literatura. Textos que en el siglo XX fueron reivindicados por figuras emblemáticas como Dámaso Alonso, quien consideró a San Juan de la Cruz «maravilloso artista literario y el más alto poeta de España, este máximo poeta gana tal cumbre con cuatro poemas en endecasílabos, una media docena de coplas y unos pocos romances; y estas composiciones tienen tal variedad, que cada una casi representa una visión y una técnica distinta: fenómeno único en la literatura castellana» (Conferencia, octubre 1948). 

Emilio Gutiérrez Caba fue quien recitó los textos escogidos y lo realizó de manera impecable, sentida sin sobreactuar, con naturalidad emocionante. El actor mostró su veteranía en sus modulaciones e inflexiones de la voz, sabiendo entender las características de la Catedral Primada. Difícil conseguir contención y saber dar los tiempos necesarios en la locución para que el eco de los muros de piedra no interrumpieran el discurso. Conocedor de ello, Gutiérrez Caba se amoldó al escenario sin renunciar a la perfecta emisión y pronunciación sabiendo enfatizar y jugar con las velocidades del texto. El público reaccionó a sus intervenciones con aplausos a los que el actor correspondió con la humildad propia de los grandes.  

La música del pianista José María Verdejo estuvo siempre adecuada a las intervenciones de lo recitado y la música. Saber acompañar sin eclipsar es un reto para estos conciertos y el pianista supo entender su imprescindible labor. El barítono Luis Santana, fue el artífice de configurar un concierto atractivo e interesante. Su interpretación tenía la dificultad de la microfonía pero eligió bien los tempos. Entre el lucimiento y la expresión, su voz sonó rotunda y elegante en la interpretación musical. 

Los textos fueron notas en el pentagrama gracias a las composiciones de autores del siglo XX, quienes recogieron esa labor de estudio al renacimiento literario de la generación del 27 pero desde el ámbito musical. La primera obra musical fue ‘Cantar del alma’ de Federico Mompou, en la que el piano alterna con la voz. El planteamiento del compositor era «buscar la idea de la música que sería la voz misma del silencio». Ese concepto de introspección marcó el carácter del concierto. Se escucharon obras de su contemporáneo Joaquín Rodrigo y el aragonés Antón García Abril, siempre pendiente de las vanguardias de su tiempo pero sin renunciar al texto como elemento que define el discurso musical. Sorprendentes las musicalizaciones de Rafael María León, Miquel Ortega, músicos nacidos en los años 1950 y 60 con obras elegantes y claras que permitieron retomar la retórica musical de la letra. 

Emocionante fue la interpretación y recitación de los versos ‘Nada te turbe’ de Santa Teresa, un mensaje de fortaleza magníficamente recitado que con la música de Jacques Berthier, encontró una interpretación que se hizo lírica, aportando un nuevo enfoque a los versos. 

Finalizaron el concierto las obras de Victor Carbajo, David Rivas y Javier Centeno, compositores nacidos en los años 1970 y 80´s.  Música con guiños a las tendencias vanguardistas pero dando prioridad a la letra que es la que vertebra el discurso musical.  Con ‘Vivo sin vivir en mí’, y los bises con el Salve y el Himno a Toledo, terminó un concierto que permitió unir solidaridad, música y poesía. Como diría Alonso: «desde esta ladera humana, mientras en el fondo del valle brama el odio ¡qué deseos de volvernos al amor que salva!».

*Ana María Jara es musicóloga y profesora en el Conservatorio Jacinto Guerrero de Toledo.