La pandemia comenzó de la peor forma posible en el Taller Mecánico Santi Fesavi SL, situado en el polígono industrial de Toledo. Durante los primeros días, el 26 de marzo, fallecía de coronavirus  el empresario fundador. «Fue un palo bastante grande, tuvimos que barajar mucha mezcla de sentimientos y proseguir con lo laboral; ha sido muy difícil», explica Estela González, una de sus hijas, al cargo ahora del negocio.

Este ha sido, recuerda Estela, un año muy extraño en el taller mecánico, como en cualquier sector, con muchas variaciones.

Durante el confinamiento, todavía de luto, en el taller siguieron trabajando para implantar medidas de seguridad en la empresa y velar por la salud propia y de la de sus clientes. Pusieron en marcha muchos protocolos, y aún así notaron el nerviosismo de muchos de ellos.

También ha habido gente en el otro extremo. De hecho, han recibido muchos agradecimientos, por ejemplo, de las personas mayores, que han tenido su propio horario, o de quienes han visto que el taller ha dado todo tipo de facilidades en el servicio de recogida y entrega de vehículos.

Luego está lo económico. Tras el confinamiento no estuvieron mal las ventas, pero luego hubo altibajos. Hoy «hay días de mucho y días de poco». Se nota mucho cuando hay teletrabajo en las consejerías, y algunos clientes que acudían a hacer reparaciones, no se pasan.