Los olivareros defienden en Madrid la autorregulación

Carmen Ansótegui
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Los agricultores denuncian una caída de precios que se sitúa ya un 30% por debajo del umbral de rentabilidad

Los olivareros defienden en Madrid la autorregulación - Foto: JUAN LAZARO

Agricultores de toda España se trasladaron ayer a Madrid para protestar por los bajos precios del aceite de oliva. En la movilización hubo una importante representación de olivareros de Castilla-La Mancha, destacando la presencia de hasta 2.000 productores de la provincia de Ciudad Real, desde donde se llegaron a fletar cerca de una veintena de autobuses y un centenar de vehículos particulares que viajaron a la capital para luchar por la autorregulación del sector.

La marea olivarera, conformada por más de 30.000 personas procedentes de ocho comunidades autónomas, partió de la conocida Puerta de Alcalá en dirección al ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Allí alzaron su voz para expresar su rechazo ante una situación que supone una amenaza para la supervivencia del olivar tradicional, tal y como denuncia el secretario general de Asaja Ciudad Real, Florencio Rodríguez, quien advierte de que «el precio del aceite está en estos momentos al menos un 30% por debajo del umbral de rentabilidad». 

La manifestación recorrió kilómetro y medio al grito de «Precios justos para un olivar vivo», con el que reclaman medidas que reactiven los bajos precios en origen y que garanticen un futuro digno para las explotaciones de olivar tradicional. En sus pancartas rezaban todo tipo de reivindicaciones con las que persiguen proteger a las 250.000 familias que se están viendo afectadas. 

Los olivareros defienden en Madrid la autorregulaciónLos olivareros defienden en Madrid la autorregulación - Foto: JUAN LAZAROA pesar de que es cierto que hubo un exceso de producción en la pasada campaña, a su juicio, no hay justificación para la bajada de precios que está experimentando el aceite y teme que se deba a un acuerdo a gran escala entre compradores. Reconoce que no tienen pruebas, pero no encuentra otra explicación posible a la situación que están viviendo. 

Esta impresión la comparte la presidenta de la organización en Toledo, Blanca Corroto, quien asegura que «detrás hay una maniobra especulativa». Y es que, aun siendo España el principal productor de aceite a nivel mundial, es el país que cuenta con los precios más bajos en origen de la Unión Europea. Por ello, piden a la administración que se persigan las actuaciones que vulneren las normas de la competencia y que se mejore la transparencia en la formación de precios del aceite. 

En este sentido, el presidente nacional de Asaja, Pedro Barato, afirmó que el sector del olivar está atravesando una «crisis tremenda» y que es el momento de actuar, de modo que la voluntad política vea la luz en el almacenamiento y en la autorregulación. «Está muy de moda hacer decretos leyes para muchas cosas, y nosotros también exigimos un decreto ley: que no se pueda vender un producto que se hace en el campo por debajo del valor al que nos cuesta a nosotros producirlo», añadió.

AUTORREGULACIÓN. Por otra parte, entienden que la solución a estos picos en los precios pasa por una autorregulación obligatoria del mercado y por aplicar medidas de apoyo a los olivares con mayores dificultades, ya que consideran que tienen un papel socioeconómico, ambiental y paisajístico «fundamental» para el mantenimiento de los pueblos. 

Entre otras cuestiones, piden al Gobierno que revise el precio a partir del cual se puede recurrir al almacenamiento privado. Según Blanca Corroto, la cifra se fijó hace más de dos décadas y ha quedado obsoleto. Y es que los olivareros no pueden guardar el producto hasta que el precio no baja a los 1,8 euros el kilo, cuando estiman que el coste de producción ronda los 2,20 euros. 

En este sentido, Rodríguez explica que lo que buscan es «regular» la oferta de tal manera que cuando haya una sobreproducción se pueda retirar producto y cuando esta baje salga al mercado. De este modo, se evitarían los picos de sierra y la oscilación de precios, que afecta tanto al agricultor como al consumidor final.