Los efectos de la obra de Amador de los Ríos

J. Monroy
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Comerciantes y hosteleros del entorno reconocen que las obras son necesarias, pero piden una mayor organización al Ayuntamiento para evitar los muchos problemas

Los efectos de la obra de Amador de los Ríos - Foto: VÁ­ctor Ballesteros

J. Monroy / Toledo

Reconocen que las obras se tienen que hacer, y que las de todo el entorno de la plaza de Amador de los Ríos, Alfonso X y Navarro Ledesma no solo eran necesarias, sino que a la larga les terminarán beneficiando. Pero los comerciantes y hosteleros del entorno se están viendo tremendamente perjudicados por ellas y critican al Ayuntamiento por la falta de previsión, por no contar con ellos a la hora de programar la actuación y por no tratar de acelerarla al máximo. También señalan los problemas evitables de seguridad.

Las distintas actuaciones del entorno comenzaron el 20 de septiembre y desde entonces los negocios se han resentido muchísimo, hasta en un setenta por ciento calculan en el restaurante Palacios. Tal es así, apuntan desde la tienda Alhaja, que abrió en enero, que si las obras duran dos meses más, el negocio se va a ver abocado al cierre. Hay más perjudicados. En bar Álex ha tenido que cerrar doce días su salón, porque su puerta quedó suspendida casi un metro sobre la obra. Y ha tenido que ser la copistería La Facultad la que haga los carteles que indiquen a los clientes y usuarios los itinerarios alternativos. A pesar de eso, ha sido complicado acceder con  maletas al hostal del Palacios y una vecina de edad avanzada se ha quedado atrapada en su casa, sin poder salir, dependiendo de la solidaridad de sus amistades.

Son los inconvenientes de una obra que se está alargando, de la que los vecinos y comerciantes criticaron la falta de información y que durante esta semana ha tenido totalmente cortadas, incluso peatonalmente, Alfonso X y Navarro Ledesma. El enfado de los comerciantes del entorno es evidente, aunque algunos, como los trabajadores de Mucha Miga, se limitan a pedir que acaben las obras de una vez. Porque se están notando en la caja, dado que se ha cambiado el itinerario de paso y hay gente incluso que se está perdiendo.

Alhaja. Más contundente es el propietario de Alhaja Artesanía y Diseño, tienda surgida este mes de enero en Amador de los Ríos: si la obra sigue así dos meses, se va a ver abocado al cierre. Recuerda que el Ayuntamiento le mandó una carta avisando de lo que iba a pasar, el 20 de septiembre comenzaron las obras y desde entonces han ido rodeando su negocio por todos los costados, hasta el punto de que tuvieron que poner un paso para que entran los clientes. Le habían contado que los meses de octubre y noviembre son para el negocio como abril y mayo, pero a causa de las obras, está perdiendo mucho dinero.

En consecuencia, ha hablado ya con el edil Teo García, y quiere hacer lo propio con concejal delegado de Promoción Económica, Innovación, Empleo y Turismo y Artesanía, Francisco Rueda. Entiende el encargado del local que aunque es una obra necesaria, habría hecho más previsión y que avisaran a los comerciantes. Eso sí, destaca la amabilidad de los trabajadores, que cuando se han ido un fin de semana le han dejado un acceso al establecimiento.

Bar Álex. Insiste Álex, del bar Álex de Amador de los Ríos, en que las obras hay que hacerlas, «pero hay que hacerlas bien», quizás programando mejor y sin necesidad de cortar tres calles al mismo tiempo, y siempre con medidas de seguridad. «Llega un momento en el que te quedas aquí aislado completamente, mi madre se cayó en la puerta, porque en los accesos a las viviendas pusieron tablas de madera, no una barandilla de metal, porque la solicité y no me hicieron caso», apunta. Álex ha intentado estar en contacto con el Ayuntamiento para mejorar las condiciones en la obra «y me hicieron caso omiso». La única respuesta que ha tenido es que haga una reclamación patrimonial por el lucro cesante, algo a lo que no ve mucha viabilidad.

Él ha estado doce días con el comedor cerrado, porque la puerta estaba casi colgada en el vacío, tenido que estar pasando con la bandeja sobre esas tablas y, lo que es peor, no se ha tenido en cuenta a los residentes. Mientras tanto, «Tagus me decían que los responsables son los de la obra, y los de la obra, que los de Tagus». Llegó la fiesta del Pilar y  no había accesos, y con el primero de octubre, tres cuartos de lo mismo. En definitiva, ha sido mes y medio con la calle cortada, incluso sin barrer, «estamos viviendo entre mierda». 

Álex está convencido de que si el Ayuntamiento hubiera avisado a los vecinos, se podría haber concretado una mejor fecha, quizás julio y agosto, para que hubiera menos perjuicio. «Pero estamos deseando que pase el verano para hacer caja y llega octubre y noviembre y empieza la obra, y esto va para largo; los meses que podemos rematar un año que tampoco ha sido muy bueno, nos colocan una obra en la puerta y estamos desesperados».

Restaurante y hostal Palacios. Tras mes y medio de obra, Jesús, responsable del restaurante y el hostal Palacios, reconoce que hay que hacer actuaciones de este tipo y hay que aceptarlas. «Pero de las cuatro calles que tenemos, siempre había una calle o dos con acceso», apunta, hasta que el lunes se cortaron Alfonso X y Navarro Ledesma, y se colocaron vallas en las entradas al restaurante, todo ello, sin los pasos de seguridad metálicos que sí hay en otras obras. Tras hablar con el jefe de la obra, Jesús acudió con su abogado al Ayuntamiento para buscar soluciones.

La caja del restaurante, negocio con treinta personas trabajando, «que ahora están de más», ha bajado un setenta por ciento, casi solo llegan ya clientes habituales. Y para llegar al hostal por Navarro Ledesma, los clientes tienen que atravesar con las maletas casi por la obra, dado que no caben por el paso. Jesús reconoce el esfuerzo de los obreros de Tagus, que han llegado a estar hasta más allá de las diez de la noche para dejarlo todo preparado. Pero lo que ha transmitido al Ayuntamiento es que, quizás, podría doblarse el personal, para tratar de terminar antes. Así, si el horario de obra es de ocho y media a una y de tres a seis, podría quedarse alguien más a mediodía y más tarde, «para aligerar un poquito la obra, porque una obra de esta magnitud en un Casco como Toledo no hace polvo solo a los que estamos aquí, sino a todo el reparto, está el centro bloqueado».

Fotocopias La Facultad. Muy complicado lo está teniendo también Fotocopias La Facultad, como explica Mariola Magán. Al principio, aunque en octubre Navarro Ledesma quedó como garaje de las máquinas, se podía acceder. Pero desde inicios de semana «han aislado la zona por completo». Están aislados de la universidad. Ella en persona ha tenido que hacer los carteles de paso hasta su negocio o el hostal Palacios, y pedir al encargado que dejara paso.

Lleva dos semanas casi haciendo repartos a domicilio, porque los clientes no se atreven a acercarse, «se puede aguantar una semana, diez días, pero vamos camino de mes y medio, el Ayuntamiento no puede llevarse todo por delante». Mientras tanto, se siguen pagando los impuestos. Ha escrito correos al Ayuntamiento, hasta que por fin esta semana se personaron los técnicos.

Su idea es que es una obra necesaria, «pero que entiendan que aquí vivimos y trabajamos personas, que nos intenten acondicionar la calle, para que pueda pasar la gente hasta los comercios». Porque incluso tiene una vecina de más de ochenta años que, con la calle sin accesibilidad, ha dejado de salir a la calle por miedo, y le tienen que subir hasta el pan. Se necesitan por lo menos medidas de seguridad y no entiende que, siendo una zona de comerciantes, el Ayuntamiento no les preguntara en qué temporada les venía mejor las obras, porque habría sido mejor en agosto que en este otoño en el que la Universidad y el turismo están en pleno rendimiento.