c. s. jara / toledo
Es la Cámara alta, pero suele quedar en un segundo plano electoral. A lo largo de más de cuarenta años y catorce legislaturas, la representación que le corresponde a la provincia de Toledo en el Senado ha sido cosa de dos, fruto de las particularidades que presenta la elección de los representantes de esta cámara, empezando por las listas abiertas.
A diferencia del Congreso de los Diputados, en el Senado la representación que corresponde a cada provincia es idéntica. El factor población no influye, de forma que se eligen los mismos cuatro senadores por Toledo, que por Madrid, Barcelona o Sevilla.
Lo habitual es que el partido más votado en la provincia se haga también con la representación mayoritaria en el Senado, de forma que quien gana se lleve tres de los cuatro senadores. El cuarto va a parar de forma casi mecánica al segundo partido en votos. No es fácil romper una inercia que en la provincia se ha cumplido escrupulosamente con dos excepciones, la de las primeras elecciones democráticas de junio de 1977, en la que UCD y PSOE consiguieron dos senadores cada uno y las legislativas de 2004. En estas últimas se registró el único empate de la historia entre PPy PSOE, que consiguieron dos senadores cada uno, por una ajustadísima diferencia de 117 votos a favor del segundo aspirante socialista que dejó fuera a la tercera candidata ‘popular’. Una carambola de las listas abiertas que no se ha vuelto a repetir.
El más difícil todavía es que un tercer partido consiga entrar en el reparto. De hecho, en las últimas elecciones de abril pasado esta circunstancia se dio solo en Madrid, donde el PSOE consiguió dos senadores y PP y Ciudadanos se llevaron uno cada uno.
Hasta ahora, en este duelo a dos se ha impuesto el PP en seis ocasiones, mientras que el PSOE ha ganado la mayoría de los senadores toledanos en cinco procesos electorales. El vuelco electoral que se produjo en Toledo el 28 de abril ponía fin a una racha de 23 años de triunfos, con el empate ya citado, a favor del PP.