Compartir piso con más de 30 años

Pepe Raga (EFE)
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El sector del alquiler de habitaciones ya no es algo exclusivo de estudiantes, sino una tendencia entre la juventud española

Compartir piso con más de 30 años

Compartir piso en España ya no es una práctica mayoritariamente extendida entre los estudiantes. Hoy en día, este colectivo solo representan el 10% de un mercado del alquiler de habitaciones en el país que, al contrario de lo que se cree, está dominado por personas que rondan los 30 años. Lo aclara el cofundador y director de Estrategia de la aplicación móvil especializada en casas compartidas Badi, Álvaro Córdoba.

«Cada vez son más los profesionales que desean no gastar tanto en una vivienda sino en ocio», sostiene. Córdoba es el impulsor, junto con dos amigos, de una app que gestiona solicitudes de búsqueda de casas y propietarios, pero cuyo hecho diferencial es que «tenemos en cuenta el perfil de los demandantes de la habitación».

En Badi hay una serie de predilecciones a rellenar antes de encontrar la estancia adecuada más allá del clásico sexo y edad, y atiende a las aficiones, referencias e incluso a «una especie de carta motivacional obligatoria en la que explicas por qué quieres ocupar ese cuarto» y a través de un algoritmo te recomienda un compañero con el que puedes ponerte en contacto a través de un chat interno.

La idea nació cuando el director ejecutivo de Badi, Carlos Pierre (primo de Óscar Pierre, cofundador de Glovo) «estaba buscando piso en Barcelona y se dio cuenta de que los precios estaban por las nubes y que no existía una plataforma que tuviera en cuenta los perfiles de las personas».

«Al principio se nos comparaba con Tinder», detalla Córdoba, «porque el sistema de selección era parecido, ya que deslizabas las fotos de los pisos para decidir si te gustaban o no, pero a día de hoy es mucho más profesional».

La aplicación muestra que en la actualidad existe una «rotación media de seis meses, y que más del 60% de los usuarios son gente de la propia ciudad que busca piso, aunque también hay personas de Berlín, Londres o Roma», apunta.

«Tenemos una ocupación del 95% de las casas que gestionamos y sacamos 1.250 habitaciones al día, cada una de las cuales recibe 100 solicitudes», añade, aclarando que los usuarios de la aplicación «permanecen 32 días de mínimo en su cuarto, por eso no nos podemos comparar con servicios como los de Airbnb».

«Hay un problema de alquiler porque hay mucha demanda que no encuentra solución a su búsqueda, por eso estamos tratando de convencer al sector de que arrendar habitaciones tiene una rentabilidad del 40% más que la renta tradicional y vacacional».

 

Tiempo de cambio. Existen dos tendencias que han llevado a esta situación, razona Córdoba. Por una parte, el mayor número de personas que quieren vivir en las ciudades (según la ONU, el 55% de la población mundial reside ya en la urbe y en 20 años esa cifra pasará a ser del 66%». A eso hay que sumarle una nueva generación que tiende más al alquiler que a la propiedad, que prefiere gastar en ocio y libertad y no en vivienda», señala. «O reestructuramos de forma eficiente las edificaciones que tenemos o empezamos a construir todo en vertical», apostilla. Y añade: «Nosotros no hemos inventado un mercado nuevo, sino una herramienta que hace que mudarse sea menos traumático».

Según Fotocasa, los precios cada vez más altos en el alquiler de habitaciones han llevado a que el mercado ya no sea tan solo de estudiantes. Así lo pone de manifiesto en su informe Perfil de las personas que comparten vivienda, en el asegura que la edad media de este colectivo es de 29 años.

El documento sentencia que la mayoría de la gente que comparte piso, un 45% del total, tiene entre 25 y 34 años; mientras que el 36% se encuentra entre los 18 y los 24, el 11% se sitúa entre 35 y los 44; y otro 6% está entre los 44 y 55 años.

En cuanto a géneros, el 60% de las personas que alquilaron una habitación son mujeres y el 40% hombres; por clases sociales, el 32% es de clase media-alta, el 27% es de clase media, el 16% media baja, el 14% alta y el 11% baja.

En España, la ley de arrendamientos urbanos no regula el alquiler por habitaciones, de tal manera que éste se rige por lo pactado entre las partes y en su defecto por las normas del Código Civil.