Cristina y su «enfoque diferente» de la radiología

M.G
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La radióloga Cristina Romero, responsable de la Unidad de Mama del Complejo Hospitalario de Toledo, no se esconde detrás de informes, ni de complejos y sofisticados aparatos. No le gusta la sensación de ser una 'doctora con bata'

Cristina y su «enfoque diferente» de la radiología - Foto: Yolanda Lancha

Cristina sonríe y da las gracias con el desparpajo de un acento andaluz algo desdibujado por los años que lleva en Toledo. Recibe a menudo muchos cumplidos de sus pacientes y sabe aceptarlos con humildad, con la empatía que siente cada vez que tiene que informar a una paciente de un cáncer de mama. «No hay nada que dé más miedo que estar en una habitación oscura, con una puerta entreabierta y esperando un diagnóstico». La radióloga, responsable de la Unidad de Mama del Complejo Hospitalario de Toledo tiene muy claro que esos momentos son duros y muchas veces inesperados porque muchas de ellas acuden para una mamografía rutinaria sin síntomas.  

Cristina no se esconde detrás de informes, ni de complejos y sofisticados aparatos. Lleva muchos años empeñada «en enfocar la radiología de otra manera», de acercarla al paciente y, sobre todo, es consciente que ella y el resto de radiólogos son los primeros en actuar, con lo que considera imprescindible cuidar esa primera toma de contacto con la paciente, transmitiendo información, pero también «serenidad y esperanza científica» sobre la patología de mama porque un 90% de estos cánceres se curan y cada vez los tratamientos están más avanzados y personalizados.

A Cristina no le gusta esa sensación de ser una doctora con bata, la lleve o no puesta. Es muy positiva, ha aprendido a lo largo de los años que sus pacientes son «unas grandes luchadoras» que afrontan la enfermedad «con valentía»  y les ofrece todo el apoyo posible a nivel profesional en ese inicio de camino para superar una enfermedad con importante incidencia, unos 270 casos anuales en la provincia a de Toledo. Su misión acaba cuando deja a sus pacientes en las manos de otros especialistas «que trabajan en equipo» y se encargarán del tratamiento de la patología.

Los mensajes ayudan y, en ocasiones, sorprenden. Es lo que le ha ocurrido a Cristina cuando supo hace unos días que el Gobierno regional reconocerá su trayectoria, su profesionalidad  y su humanidad hoy, Día Internacional de la Mujer, una distinción que compartirá con otras cinco mujeres que destacan en la región, entre ellas, Boticaria García, una farmacéutica muy conocida, o Verónica Miguel, un referente en la investigación. No es la primera vez que recibe un reconocimiento de las administraciones de esta importancia, también recibió el título de Ciudadana de Honor del Ayuntamiento de Toledo en 2018.

Cristina agradece mucho este gesto y cree que la mejor forma de celebrarlo es  «disfrutando de la vida lo máximo posible y continuar trabajando». Y aprovecha a lanzar un par de mensajes para ellas, para las pacientes que tienen pendiente acudir a la unidad a una revisión, para las que aún no les ha llegado la carta o se ha retrasado su cita por la pandemia. La unidad está trabajando a pleno rendimiento, incluso con refuerzo por las tardes, y agradece la implicación de la Gerencia del Complejo Hospitalario para intentar corregir cuanto antes el parón que sufrió la asistencia sanitaria en la primera ola, ya que todos los recursos se utilizaron para la epidemia, salvo los casos urgentes y  los que no podían retrasarse. Romero explica que lo ocurrido en la pasada primavera no ha vuelto a repetirse a pesar de las olas y de la fuerte presión hospitalaria y  continúa con su actividad, cumpliendo a rajatabla las medidas sanitarias para evitar contagios.

Cristina nunca se olvida de sus pacientes y necesita agradecer su paciencia y valentía al inicio de la pandemia, cuando tuvieron que quedarse en casa esperando  una operación. Entonces los profesionales ayudaron a las pacientes como pudieron para  que no sufrieran por esta situación de incertidumbre. «Las mujeres de Castilla-La Mancha y de España son de diez», insiste sin perder la sonrisa.

«Tienen que estar tranquilas porque aquí no se han producido contagios», insiste Cristina. Cree que en estos momentos también hay que volver a recordar la importancia de las revisiones ginecológicas porque la pandemia está provocando mucho miedo. «Si una mujer recibe la carta para acudir a la Unidad de Mama tiene que venir y no dejarlo aunque esté sana o no presente síntomas. Por supuesto, también deben hacerlo «las mujeres que se noten algo en el pecho».

La Unidad de Mama es veterana en el hospital. Lleva en marcha 20 años y cumple diez desde que se incorporó el programa de cribado, «con muy buenos resultados, una reducción de la mortalidad muy significativa y una bajada de la lista de espera», explica la radióloga responsable de un servicio muy conocido, valorado profesionalmente y pionero gracias  a una iniciativa experimental para realizar los diagnósticos sin radiación. Se trata de un programa experimental a través de un sofisticado dispositivo llamado ‘mammowave’ que únicamente están probando cinco hospitales en Europa.

De momento, es pronto para evaluar resultados porque se ha puesto en marcha en octubre, pero la doctora lo ve muy positivo y con muchas posibilidades, aunque queda camino para que esta herramienta de última tecnología se comercialice.

tratamientos. Siempre que puede, la doctora Romero  pide que se potencie  la investigación con el objetivo de mejorar los tratamientos, profundizar en la inmunoterapia y lograr terapias más personalizadas. «Con el Covid he sacado la lectura positiva de que ha cambiado la escala de valores en general», comenta. «No está equilibrado el tema salarial, que se anuncien contratos millonarios de deportistas y gente que está salvando vidas cobre mil euros y con contratos de seis meses». Sin embargo, desde que irrumpió la pandemia se ha observado la importancia que se ha dado a la investigación para frenar  el virus y obtener una vacuna gracias a los fondos de muchos países.

A ella le gustaría que hubiera más continuidad para investigar el cáncer de mama, una patología que aún guarda secretos, exige un abordaje multidisplinar y más variedad de tratamientos que logren cronificar la enfermedad en los casos más graves o complejos.

Cristina vuelve a ponerse la bata para atender y abrazar a sus pacientes, aunque con  el Covid, ese último gesto sea imaginario.