Ahige: «Que los hombres rompan la complicidad del silencio»

J. Monroy
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En la segunda concentración presencial tras la pandemia, Javier Covarrubias muestra su esperanza en que la violencia machista sea un delito perseguido a nivel europeo

Ahige: «Que los hombres rompan la complicidad del silencio»

Con la Vega cortada por la inminente celebración de Farcama, el vecino paseo de Sisebuto ha vivido este martes la segunda concentración presencial tras la pandemia del Consejo Local de la Mujer en contra de la violencia machista. En este caso, el manifiesto ha venido de la mano de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (Ahige), cuyo presidente, Javier Covarrubias, ha pedido al sus congéneres que no solo no ejerzan esta violencia, sino que tampoco sean cómplices con su silencio. Su esperanza está puesta en los últimos pasos del Parlamento Europeo para hacer que los crímenes machistas lo sean en el conjunto de la Unión.

Con los dos últimos asesinatos oficiales de este mes, ya son 1.113 mujeres matadas a manos de su pareja o expareja desde 2003. En lo que llevamos de año, han sido 35, que han dejado a 19 menores huérfanos, se lamentó Covarrubias.

 En este contexto, recordó que el Parlamento Europeo reclamó el pasado jueves 16 de septiembre a Bruselas que haga una propuesta para incluir a la violencia machista en la lista de delitos a nivel comunitario, «un paso clave hacia una futura directiva que tipifique la violencia contra las mujeres como crimen en todos los códigos penales europeos con unos estándares mínimos comunes». Esto permitirá que la Comisión Europea haga una propuesta de directiva europea, contra la violencia hacia las mujeres para reforzar la legislación criminal existente en esta área en los diferentes países de la Unión Europea «y así prevenir y combatir esta lacra y que la violencia de género se considere como un hecho, junto a otros delitos que hay que combatir con criterios comunes, como el tráfico de personas, drogas y armas, la ciberdelincuencia y el terrorismo. No nos olvidemos que la violencia machista es otra forma de terrorismo social dirigido a las mujeres». La propuesta salió adelante por 427 votos a favor, 119 en contra y 140 abstenciones, «aunque nos hubiera gustado que saliera por unanimidad».

Covarrubias también repasó otros asuntos de actualidad, y apuntó que la denegación del aborto legal y sin riesgo también es una forma de violencia de género. A este respecto el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha dictaminado en varias ocasiones que la legislación restrictiva sobre el aborto y la falta de aplicación violan los derechos humanos de las mujeres.  Asimismo, «las violaciones de los derechos sexuales y reproductivos, incluida la violencia sexual, ginecológica y obstétrica y las prácticas nocivas, constituyen una forma de violencia de género contra las mujeres y las niñas, así como contra las personas transgénero».

La situación, recordó Covarrubias, se ha visto agravada por la pandemia, con aumentos de hasta el 60 por ciento en las llamadas de emergencia de mujeres víctimas de violencia por parte de su pareja o expareja. El confinamiento «dificultó, además, la búsqueda de ayuda, agravando una pandemia en la sombra».

Igualmente, Ahige denunció la situación que sufren las mujeres en Afganistán, donde el nuevo rector de la Universidad de Kabul, ha manifestado que «mientras no se proporcione un entorno islámico real, no se permitirá que las mujeres vayan a la universidad o trabajen». En definitiva, «las violencias machistas se transforman para seguir perpetuando la sociedad patriarcal como un aviso a las mujeres de hasta dónde puede llegar los actos del maltratador para seguir conservando su poder». En este punto, el porcentaje de hombres que niegan la violencia de género se ha duplicado. También aumenta entre los chicos jóvenes la opinión de que la violencia es inevitable, con un 24,4 por ciento en 2021 frente al 21 por ciento de hace cuatro años.

La prostitución, «el gran negocio del sistema neoliberal, la trata de seres humanos, la gestación subrogada son fenómenos en auge que nos dicen como la cosificación de la mujer y la utilización de su cuerpo como una mercancía es otra forma de violencia de género, además de una manera de ejercer el poder basada en una sexualidad masculina impuesta», insistió Covarrubias.

Los hombres. En este punto, Covarrubias analizó el papel y responsabilidad de los hombres ante estas manifestaciones de violencia, y llegó a la conclusión de que «el silencio nos hace cómplices».

«En primer lugar y más urgente es siempre la cuestión de la violencia y no solamente a no ejercerla uno mismo sino de dejar de tolerarlas en los demás. Romper el pacto según el cual cuando se está entre hombres se convierte en un espacio seguro para desarrollar prácticas que saben que ya no son toleradas en el espacio público», explicó.

Cada día, millones de mujeres están siendo maltratadas, «y ante esto, los hombres no podemos seguir permaneciendo callados, pretendiendo no tener responsabilidad moral ante las víctimas». De ahí que desde Ahige «queremos señalar a los hombres agresores y violentos, por eso hacemos desde aquí una petición a todos los hombres: no miréis a otro lado, no sigáis tolerando en vuestro entorno ninguna situación de violencia, sexismo o discriminación hacia las mujeres. Es nuestra responsabilidad actuar allí dónde se dé o se prepare el horror. Denunciad aquellos casos que conozcáis y apoyad, sin vacilar, a las víctimas, pues necesitarán de toda nuestra solidaridad».

«Levantemos nuestra voz y lancemos a la sociedad un claro mensaje de rechazo absoluto de las raíces de la violencia, negando cualquier razón que la justifique. No hay excusa posible», concluyó Covarrubias, antes del minutos de silencio por las últimas víctimas.