El derribo del edificio en ruinas se alargará mes y medio

Leticia G. Colao
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Los trabajos, que tirarán las dos plantas superiores de forma manual y el resto con máquinas, buscan la seguridad y tranquilidad de vecinos y viandantes. La falta de mantenimiento y las goteras han acelerado su demolición.

La falta de mantenimiento de las cubiertas, las goteras y humedades y la presencia de palomas con la carcoma que acarrean han sido las culpables del deterioro y posterior derribo del edificio en el cruce entre los paseos del Muelle y la Estación, con vistas a plaza de España. Los trabajos se iniciaron hace ahora 10 días y se alargarán durante alrededor de mes y medio.

El arquitecto director de los trabajos, Carlos Rojo, explica que el derribo, con orden ejecutiva del Ayuntamiento por su estado de ruina, se realiza en las dos plantas superiores «a mano», precisamente por la ubicación del bloque, en un lugar muy transitado «y para evitar problemas en las calles y con los vecinos». Además, se ha comprobado que «estructuralmente después de hacer la revisión por dentro, no estaba tan mal como las cubiertas por lo que se ha optado por ir demoliendo las dos plantas superiores a mano con tranquilidad y con toda la seguridad posible». Desde ayer, ya puede apreciarse el avance de las obras desde las ventanas del último piso, prácticamente demolido.

Carlos Rojo explica que en un bloque de cuatro plantas lo normal hubiera sido la utilización de una máquina oruga «que suele morder y demoler este tipo de edificios».  Al no poder hacerlo así por la ubicación, se ha decidido meter máquinas solo en las dos plantas inferiores.

El derribo del edificio en ruinas se alargará mes y medioEl derribo del edificio en ruinas se alargará mes y medioTras la instalación del andamio perimetral y afianzando algunos paños interiores que estaban en  peor estado, «quitando el máximo riesgo posible», los trabajos se alargarán alrededor de mes y medio. Así será siempre que las condiciones climatológicas o las fuertes rachas de viento que aparecieron ayer, no ayuden a retrasarlo.

La expectación es máxima es una zona con un continuo ir y venir de peatones y de vehículos, y por tratarse de un bloque reconocido por todos, a pesar de su estado ruinoso y de que no vivía nadie desde hace aproximadamente dos décadas. La tienda de informática que se ubicaba en la planta baja, de la que aún se conservan los toldos, fue su último inquilino y cerró hace aproximadamente 15 años.

En el interior del edificio se encuentran los principales problemas y a la vez riesgos que han llevado al estado ruinoso del inmueble y de ahí, a su demolición. Según explica el arquitecto director del derribo, es de singular importancia el estado del forjado del edificio, completamente de madera y muy antiguo. Tiene un pequeño pórtico interior metálico con dos vigas, pero la madera es protagonista y la más afectada por el paso del tiempo.

En ello, ha sido crucial la falta de mantenimiento de la cubierta, lo que ha originado alguna gotera que ha mojado esta madera y a la vez ha propiciado la entrada de palomas, con la siempre compleja carcoma que llevan aparejada. En este sentido, destaca que antes de empezar el derribo, retiraron casi un camión de «porquería» de palomas.

Este tipo de inmuebles antiguos y deshabitados, recuerda Rojo, debe estar siempre bien cerrado con contraventana o mallas, para evitar las humedades que pueden determinar el futuro de una construcción. «Si no hubiera habido goteras, podría haber aguantado 20 o 30 años más, sin ningún problema», asegura.

Ya en 2006 el Ayuntamiento llamó a la propiedad porque habían aparecido grietas longitudinales en la fachada, a los que el mismo Rojo les puso testigos para verificar si había problemas. «Detectamos que las grietas eran consecuencia de la última reparación del edificio al meter aseos y cocinas, con bajantes de pvc rozando la fachada por el interior que debilitaron el muro, y se rajó».

El arquitecto asegura que entonces no revestía peligro pero ya se dieron instrucciones a la propiedad viendo las humedades para que cerraran bien las ventanas del edificio y que realizaran un mantenimiento de las cubiertas anualmente, tejas, revisar canalones... «Estos edificios se mantienen bien si el agua no entra», algo que aquí sí que ocurrió.

Entonces, la propiedad valoró incluso la posibilidad de rehabilitarlo, aunque finalmente no se llevó a cabo y terminó por empeorar más aún la mala situación de un edificio en una excelente ubicación pero, ya en ese momento, con unas malas condiciones técnicas.