Consuegra repite con buen toreo toledano

Dominguín
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Dos orejas cortó Esaú Fernández, mientras que Ana Rita y Eugenio de Mora cortaron una cada uno ante astados de Fermín Bohórquez. Hubo gran ambiente en los tendidos

Al sexto de la tarde lo desorejó Esaú Fernandez. - Foto: Juan Carlos Maestre

La Plaza de Consuegra, es la única por el momento en este año 2020 que ha celebrado dos corridas de toros. Tras la celebrada el pasado 12 de septiembre, el vetusto coso manchego volvió a abrir sus puertas esta vez para acoger una corrida de toros mixta, donde acompañando a los matadores Eugenio de Mora y Esaú Fernández, estaba la rejoneadora portuguesa Ana Rita.

El primero del festejo, fue un animal de Bohórquez que salió desentendido de los caballos de la rejoneadora que con el acierto del rejón de castigo cambió a fijeza y movilidad. Con ‘Fantástica’, paró de salida a la res, templando sus embestidas, cosidas al estribo, con ‘Zaquero’. Tuvo transmisión el astado en la arena que no paraba de arrancarse una y otra vez a los equinos. En el tercio de banderillas clavó un excelente par a dos manos con el caballo ‘Favorito’, con el que citó muy en corto, cerrando el trasteo con un carrusel de palos cortos. Pinchó con los aceros y posteriormente acertó de manera fulminante, valiéndole para conseguir la oreja que logró en el festejo de Consuegra.

Con el que hizo cuarto, que salió sin fijeza y desentendido que embestía arreones. Era un ejemplar de gran alzada y bastito de hechuras al que la rejoneadora se dejó crudo con un solo rejón de castigo. El animal se vino abajo y se aplomó, con la única posibilidad de que Ana Rita pudiese templar las embestidas que tuvo el Murube. Lo llevo toreado de costado sobre ‘As de Ouros’, mientras que a lomos de ‘Fandi’ le puso un aclamado palo al violín, metiéndose al final del trasteo al público en el bolsillo. El fallo con los aceros le privó de otro trofeo, quedando su actuación en una notable ovación de los tendidos.

Eugenio de Mora tiró de oficio en su segundo paseíllo en Consuegra.Eugenio de Mora tiró de oficio en su segundo paseíllo en Consuegra. - Foto: Juan Carlos MaestreEl primer toro que le correspondió al moracho Eugenio de Mora era alto, vareado y zancudo. El astado, engatillado de cara no llegó a humillar, lo que le costó al espada meterlo en la capa en su recibo de salida.  El defecto continuó durante toda la lidia, llegando a la muleta con la cara por las nubes y con la intención de defenderse de los trastos. Eugenio le dio al toro tiempo y distancia, tirando de oficio y temple, lo que, a base de muletazos sueltos, fue metiendo al respetable en la faena. Lo más destacado en la faena fueron los naturales de categoría que le fue sacando con gusto y expresión. Esta vez acertó con la espada y eso le valió para que asomara un pañuelo blanco por la baranda del palco y pasear el merecido apéndice.

Tampoco se empleó en los engaños el quinto, un astado con cuajo y hondo, de armónicas hechuras. El burel no fue un derroche de voluntad y no le facilitó al moracho el lucimiento. En este pasaje de la lidia apareció un convidado que no estaba invitado, el viento, que molesto en exceso al torero el intento de exprimir al animal de Fermín Bohórquez. Se puso complicado y reservón el toro, lo que le hizo a Eugenio tirar de oficio, sometiéndole y llevándole muy toreado en su muleta, dejándosela muy puesta, a un animal que nunca descolgó en las telas e incluso, entre miradas, se lo pensó más de la cuenta. Silenciada estuvo su labor pues no uso con tino la tizona en las carnes del toro.

triunfador. Esaú Fernández ya puede considerarse torero de la tierra. Viven en ella y contrajo matrimonio con la cantaora y compositora de Mocejón, María de Toledo.  A su primero en Consuegra, que hizo tercero de la tarde lo recibió de una larga cambiada en el tercio, toreando después ya incorporado por verónicas hasta los medios donde rubricó su recibo capotero con una media de rodillas. Tras el encuentro con el varilarguero, le realizó un buen quite por gaoneras que abrió con dos tafalleras. Con la muleta inició el trasteo de hinojos, con un público entregado y metido en el bolsillo, pero las ganas del sevillano se estrellaron con un astado cada vez más parado y a menos, muy descastado. Sólo le quedó a Esaú que justificarse y pasaportar al toro, siendo ovacionado por los asistentes.

Donde llegó el triunfo fue en el sexto y último de esta tarde en Consuegra, al que logró desorejar. Fue un toro con clase y movilidad, que le faltó un poco de empuje en el final de faena. Fue protestado de salida por el público, pero Esaú sabedor de la condición del animal, logró mitigar el enfado del respetable con un cuidado especial con esmero y mimo. Lo lidió comprometido en los primeros tercios de la lidia, llegando después en la muleta con buenas posibilidades.  Entonces el espada corrió la mano por abajo al toro, llevándolo cosido a sus telas por bajo, hasta que la cosa se fue apagando terminando metido entre los pitones. El arrimón fue importante y quiso dejar ver en Consuegra sus ganas y disposición en el ruedo, pues una y otra vez se dejó resbalar los pitones por los muslos. Con la espada fue un cañón, y la enterró hasta los gavilanes, logrando cortar dos orejas y saliendo triunfador del festejo.