Poesía con la cama como consejera

J. Monroy
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Cinco años después de su primer libro de relatos, María Luisa González Ruiz presentó ayer en la Biblioteca de Castilla-La Mancha su primer poemario, Después de la tempestad, la cama

Poesía con la cama como consejera - Foto: Yolanda Redondo

La urdeña María Luisa González Ruiz presentó ayer en la Biblioteca de Castilla-La Mancha su segundo libro, el primero dedicado a la poesía; una poesía intimista que, como parece sugerir su título, habla de un periodo de tempestad, pero también de otros de cama.

Hace cinco años que González Ruiz publicó su primer libro, Una sopladora de hojas. Se trata de un libro de relatos, que salió de la mano de la editorial Celya. En realidad, confiesa la autora, no tenía previsto publicar poesía. Pero poco a poco fue reuniendo algunos textos que comenzó a escribir precisamente en esos momentos, y para su sorpresa la editorial Celya también se lo publicó este Después de la tempestad, la cama.

De María Luisa González Ruiz dicen los críticos que «es una escritora valiente». Ella se muestra convencida de que «hay que ser valiente siempre». Al llegar a la Biblioteca, leyó en las escaleras que «no se puede ser valiente, sin antes haber pasado miedo». «Y yo he pasado muchas veces miedo, los valientes tienen miedo, los que no tienen miedo...», va dando pistas sobre el contenido de su poesía.

En Después de la tempestad, la cama, González Ruiz desarrolla su poesía intimista. Hay una primera etapa, hace cinco años, donde está la tempestad. Allí, la autora habla de sus vivencias, lo que ve, lo que la sucede. La segunda etapa no es la calma, hay de todo. Además de calma, hay cama «que no malinterprete nadie, es la cama tal cual». Aquí también lo cuenta todo. Aunque no quiere desvelar más, para que sea el lector quien lo descubra.

La cama sirve de refugio, de lugar donde pensar, de descanso, de tranquilidad, calma... Es protagonista. También lo es en la portada, una fotografía de Ángel Hidaldo, fotógrafo también de Urda, que también cedió otra foto para Una sopladora de hojas.

«Son cincuenta poemas, no muchos, pero para ser mi primer poemario, estoy bastante contenta», apunta la autora con el libro en la mano, satisfecha también con el trabajo de la editorial. Esa frase también recoge una realidad: muy posiblemente, no sea su último poemario.

La autora, en Toledo. Aunque González Ruiz trabaja de bibliotecaria por las tardes en su Urda natal, también lo hace en Toledo por las mañanas.

La autora está integrada en la vida cultural de Toledo. De hecho, ha participado en eventos como Voix Vives, con gran éxito, para su sorpresa. Porque su intervención fue en la plaza del Ayuntamiento, a las cinco de la tarde, con un calor de castigo, y a pesar de todo, con bastante público, mucho más de lo que se esperaba. Allí González Ruiz ya adelantó al público toledano algunos de los poemas de la publicación que ayer presentaba en la Biblioteca. «Fue genial, yo nunca había recitado poesía en público, y la verdad es que estuve muy a gusto», apunta.