Antonio Pérez Henares

PAISAJES Y PAISAJANES

Antonio Pérez Henares


Ruindades RENFE (SP)

27/08/2021

Nuestra compañía de ferrocarriles, pública y exclusiva, alardea muy campanudamente de su Compromiso de Puntualidad. Está muy bien. En él se ‘comprometen’ a indemnizar a sus clientes cuando lo incumplen y llegan con retraso. En el caso de los AVEs en cuanto esa demora supera de los 15 minutos y en el caso de los Alvia y otros trenes de larga distancia cuando esta sobrepasa los 30. Se obligan a reintegrar al perjudicado con un 50% del importe desembolsado, cantidad que llega al 100% cuando el retraso en un AVE salta por encima de la media hora y en el caso del Alvia pasa de la hora completa.
Lo dicho. Está muy bien. Pero les cuento lo que no me han contado, sino que he sido testigo presencial y afectado.
 Un tren Alvia, procedente de Cádiz con destino Madrid superó ese retraso. En concreto llegó a Madrid-Atocha con cerca de 45 minutos de retraso. Los pasajeros, el tren venía sin casi al completo, tienen pues, derecho a que les reintegren la mitad de lo desembolsado. Si es que se enteran, si es que saben a qué tienen derecho y si es que consiguen encontrar la forma de reclamarlo. Por qué ¿saben lo que hizo RENFE? Pues callárselo con enorme celo. Ocultarlo a pesar de que varios viajeros les preguntaron y les pidieron que lo dijeran por megafonía. El interventor al ser interpelado al respecto hizo fu como el gato y se perdió de vista sin decir palabra.
 Estoy más que seguro que con ello una abultada mayoría de viajeros que ignorantes de sus derechos y de los deberes de RENFE no reclamen y pierdan su dinero. Y RENFE se quedará lo que no le pertenece.
 Y me atrevo a decir algo más. Creo que no se dijo ni una palabra y no hubo información alguna por megafonía por orden expresa de la compañía y no por voluntad de los trabajadores de ésta. Estoy convencido de ello pues yo mismo me dirigí a uno de ellos y me respondió muy atentamente. «Tiene usted razón. Debería informarse. Soy un trabajador de la compañía, pero estoy de acuerdo con lo que usted dice». O sea, que era una orden superior la que les impedía hacerlo. O sea que hay un protocolo, supongo que no por escrito, pero si efectivo, para que cuando tales circunstancias se produzcan, se oculte en lo posible el derecho de los clientes para así no tener que hacer frente a sus deberes. Lo que, no deja de ser, simple y lisamente estafarles y quedarse con un dinero que no es suyo.
 Con una agravante, todavía más miserable. Es a las gentes de mayor edad y más sencilla condición, quienes menos duchos en las lides digitales y nada expertos en busca y relleno de formularios de reclamaciones, a las que perjudicara más que a ningunos otros.
 Así que el comportamiento de RENFE no me merece otro calificativo que el de ruin e, insisto, el de la compañía, pues me da que sus empleados, en muy buena parte y por lo que vi, no están de acuerdo con ese tipo de malos hábitos que en realidad si no son una estafa se le parecen una barbaridad. Un robo, vamos. Aunque el atracado no se entere que le han medito mano a la cartera.