Un gran escándalo mediático

D. Villafranca (EFE)
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HBO echa sal en la herida abierta entre Woody Allen y Mia Farrow con un reportaje sobre los presuntos abusos del cineasta a su hija

La herida nunca cerrada entre Woody Allen y Mia Farrow ha vuelto a primer plano con Allen v. Farrow, una serie documental que ya está disponible en HBO y que recupera las acusaciones contra el cineasta por presuntos abusos sexuales a su hija Dylan Farrow. Con cuatro episodios dirigidos por Amy Ziering y Kirby Dick, esta producción consiguió causar revuelo incluso antes de su estreno, avivando aún más el debate en torno a la figura de Allen, que siempre ha negado los abusos y que no afrontó cargos después de una muy polémica investigación.

Woody Allen y Mia Farrow mantuvieron una relación sentimental durante 12 años, que abarcó toda la década de los 80. La actriz tenía siete hijos y, tras iniciar su relación con Allen, adoptó a una niña en 1985 (Dylan), que el director aceptó como su hija suya. 

En agosto de 1992, Dylan Farrow, entonces con siete años, aseguró que el realizador había abusado sexualmente de ella en el ático de la casa de su madre en Connecticut (EEUU). Allen rechazó esas acusaciones, pero sí dijo que estaba enamorado de Soon-Yi, de 22 años e hija de Mia Farrow, con quien se casó en 1997 y con quien tiene dos hijos.

Respecto a las acusaciones, un hospital de Connecticut entrevistó a Dylan en varias ocasiones y aseguró que no había pruebas de abuso, mientras que el fiscal del mismo estado dijo que había «causa probable» contra el cineasta, pero optó por no llevarlo a juicio para no traumatizar aún más a la pequeña. Allen trató de lograr la custodia de la niña -además de sus otros dos hijos con la intérprete-, pero en 1993 perdió el juicio contra Farrow.

En diciembre de 2017, con el auge reciente del movimiento #MeToo, Dylan escribió en Los Angeles Times un texto preguntándose por qué Woody Allen no había sido marginado por sus presuntos abusos sexuales como había sucedido, por ejemplo, con Harvey Weinstein.

Esa columna cambió la opinión de Hollywood sobre el venerado director. Numerosos actores (Timothée Chalamet, Greta Gerwig...) lamentaron haber colaborado con él, Amazon canceló su acuerdo de producción, su cinta Día de lluvia en Nueva York (2019) solo se estrenó en EEUU de tapadillo un año más tarde y en plena pandemia, y sus memorias A propósito de nada no se publicaron en Hachette tras las presiones de las redes (al final se editaron en Arcade).

Ahora, HBO recupera la historia con Allen v. Farrow, en el que el testimonio de Dylan Farrow es sin duda lo más interesante.

«Hay muchísima desinformación, confusión y muchas mentiras. He sido objeto de todo tipo de dudas, escrutinio y humillación por esto», relata al referirse a las depresiones, ataques de pánico y miedo a las relaciones sentimentales que ha padecido desde entonces.

Algunos de los momentos más valiosos del reportaje llegan con los vídeos caseros que Mia Farrow grabó de la pequeña un día después del supuesto abuso. «Fue al ático (parte inaudible), se puso detrás de mí y tocó mis partes privadas», asegura Dylan en esas grabaciones.

También aparecen Mia y Ronan Farrow (hijo de la intérprete y Woody Allen) dentro de un amplio conjunto de voces que de modo unánime defienden en Allen v. Farrow la veracidad de las acusaciones.

«Es mi culpa: yo traje a este hombre a nuestra familia. No hay nada que pueda hacer para eliminar eso. Y entiendo por qué hay gente que no puede creerlo. ¿Quién en toda la Tierra podría creer eso de Woody Allen?», indica la actriz.

 

Opiniones contrarias

En el documental, se echa en falta la versión del director. Ni el cineasta ni su esposa Soon-Yi Previn aparecen en una serie sobre la que sobrevuela en todo momento la sombra de mostrar solo a una de las partes. La voz de Allen sí aparece en Allen v. Farrow, ya que los creadores emplean extractos del audiolibro de A propósito de nada. Pero no queda claro por qué escogen unos fragmentos y obvian otros dentro de un conjunto de problemáticas decisiones desde el punto de vista periodístico.

Por otro lado, tampoco se incluyen opiniones contrarias a Mia Farrow y su entorno como la de su hijo Moses, que ha sido enormemente crítico con su madre, que defiende a su padre, y que en los últimos años ha pintado una imagen muy turbulenta de aquel hogar que poco encaja con la visión idílica que presenta el documental.