La vuelta al mundo desde el sillón

María Moreno Rodríguez
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De entre los álbumes de fotografías de viajes del Museo del Ejército conservados en la sala Romero Ortiz, destaca el de vistas de Egipto y Grecia realizado y regalado al coleccionista por el pintor y fotógrafo Henri Bevan

La vuelta al mundo desde el sillón

Uno de nuestros célebres visitantes del siglo XIX, Théophile Gautier, se definió en su Viaje a España como “turista descriptor y daguerrotipo literario”. Desde la presentación del invento del daguerrotipo se comprendió su utilidad para documentar los viajes, que encontraron en la fotografía un gran aliado. Los escritores y artistas viajeros se servirán de ella para constituir recorridos pintorescos en los que la imagen aporta veracidad a las descripciones de los lugares visitados. Ya en la década de los cuarenta, encontramos obras como las de Noël-Marie Lerebours, quien publicó “Excursiones Daguerianas: las ciudades y monumentos más notables del globo”, una obra ilustrada a partir de daguerrotipos que anticipa la futura moda de la fotografía viajera.

El Museo del Ejército conserva cinco álbumes de la segunda mitad del siglo XIX que recogen fotografías de ciudades de Italia, Méjico, Egipto, Grecia, Turquía y España. A mediados del siglo XIX, avances como el calotipo o el negativo de colodión abarataron los procesos fotográficos y dieron lugar al auge de las publicaciones de viajes. Las cámaras se convirtieron en parte del equipaje y la asociación entre literatura y fotografía de viajes fue tal que, entre los pioneros, es complicado discernir si se trata de viajeros-fotógrafos o de fotógrafos-viajeros. Las fotografías de lugares emblemáticos se comercializaban y se formaban álbumes como los conservados en el Museo, procedentes de la colección Romero Ortiz. Los viajes encuadernados se compartían durante las veladas, y permitían tanto volver a los lugares visitados como trasladarse a enclaves en los que no se había estado. Un artículo de 1852, publicado en La Lumière, explicaba que ya no sería necesario realizar peligrosos viajes: la fotografía “confiada a algunos intrépidos, dará por nosotros la vuelta al mundo y nos traerá el universo en una carpeta sin que abandonemos nuestro sillón”.

De entre los álbumes conservados en la sala Romero Ortiz, destaca el Álbum de vistas de Egipto y Grecia realizado y regalado al coleccionista por el pintor y fotógrafo Henri Bevan. Se trata de uno de los volúmenes de su obra titulada Excursión fotográfica, compuesta de fotografías tomadas durante su viaje en 1861-1862 a la Isla de la Reunión, el Cairo, Alejandría, Constantinopla, Grecia e Italia. Dentro de la fotografía de viajes que se desarrolla en estos momentos, las ciudades del Mediterráneo despiertan un interés especial, que se inscribe en el gusto orientalista de la época y coincide con el desarrollo de la arqueología, que se apoyará también en los procesos fotográficos. Los lugares fotografiados no son sitios por explorar, sino monumentos conocidos por las novelas de viajes, realidades preconcebidas extraídas de obras literarias como las de Gautier, Lamartine o Chateubriand. Bevan organizó sus fotografías en cuatro álbumes, que podían comprarse juntos o por volúmenes, y en los que las imágenes iban acompañadas de textos explicativos sobre el lugar. Según al autor, “quien abra mi publicación hará […] como las hice yo mismo, las excursiones que me permitieron admirar y reproducir magníficos monumentos, imponentes ruinas y enormes obras, y de estas reproducciones tan exactas, tan matemáticas, fotográficas, en una palabra, de tantas maravillas, sabrá inmediatamente el nombre, la localización y los recuerdos más notables a través de la lectura del texto”.